Mientras preparábamos las artes de combate al pié del coche, repasaba de cabeza los errores cometidos el año pasado en este mismo escenario, en el cual, esa vez las truchas ganaron.
Recordaba principalmente la dificultad de presentación. El Tajo discurre por Peralejos, cristalino y nítido, cuyo fondo le otorga un matiz turquesa el cual le ofrece una sensación de pureza fuera de lo común. Quizá esta
seña de identidad provoque que este coto sea uno de mis favoritos, pese a que quizá por mi inexperiencia o torpeza a mi me resulte difícil de pescar. En los mansos puedes ver el fondo sin dificultad y más aun a sus esquivas habitantes.
Quizá por esta transparencia de sus aguas o por su propia genética, las pintonas se muestran especialmente asustadizas, la aproximación al punto de lanzado se hace más propia de una maniobra militar que de las
artes de un pescador. El segundo paso es realizar un lance medianamente largo sin asustar con tus aspavientos a la trucha y claro, sin enredar el bajo en la vegetación de la vereda. Si has conseguido realizar estos dos
pasos con éxito y quieres hacer un segundo lance, procura que la línea pose con suavidad. De lo contrario, olvídate de pescar en esa tabla en un rato.
Repasados lo errores, con la convicción de no repetirlos y dispuesto a pié de río solo faltaba una cosa ¿Dónde está Antonio? con la esperanza de que hubiera seguido el mismo camino que el año pasado me dirigí rio abajo.
Saber donde está el error no me ayudó a corregirlo. Cuando visualizaba una trucha esta ya estaba huyendo, otras corrían raudas a esconderse al sacar la línea para realizar el lance, intenté vadear el rio para cogerlas a
la espalda, nada. El resumen de la mañana es que vi muchas truchas e hice pocos lances, solo logré “pinchar” una pintona con una ninfa en la única chorrera decente que ví en el tramo que anduve.
Mi desesperación iba en aumento hasta que por fin a las 14:00 conseguí ver de nuevo a Antonio
Que tal?
Antonio: Llevo 2 con tricoptero
Comimos, até un tricóptero a mi bajo y salvo mi pesimismo volvimos a pescar la zona donde estuve en la mañana, a pesar de mis indicaciones de que era una tarea inútil. A poco tiempo me tuve que tragar mis palabras,
una trucha recorre 10 metros rio abajo para coger mi tricóptero el cual se lleva creo que en la boca porque en mi línea no estaba. No la conseguí sacar pero me llevé una imagen que a mi pareció espectacular. Tras este infortunio y comprobar de nuevo junto con Antonio la dificultad del escenario, nos dirigimos rio arriba de nuevo por encima del camping. A la zona donde él estuvo en la mañana.
Me enseña el tramo donde sacó las dos truchas (de buen tamaño por cierto), en una zona donde el rio se divide en dos partes, y de rodillas, casi reptando me acerco a la orilla y “suelto” mi tricóptero sin tocar casi con el bajo en el agua, tras dos rechazos y una cebada fallida consigo capturar la primera trucha. ¡Por fin!
Seguimos subiendo y el tajo me ensancha mostrando todo su esplendor . Continuamos mojando nuestras moscas durante una hora, ya se estaba haciendo tarde para regresar. En esta parte sin duda la dificultad es menor debido a la anchura de rio. Las truchas se ceban pero no conseguimos sacar ninguna. Hasta que volviendo sacamos una Antonio y otra yo justo en la misma zona donde habíamos sacado la primera. Seguro de haber empezado en esta zona nuestra cifra de capturas había sido superior.
Texto: Miguel Angel Cenamor
Fotos: Autor y PescataMinuta
Me ha llamado la atención lo que comentas de la trucha que recorrió 10 metros para tomar la mosca. Eso es tener ganas de catar el trico.
El entorno es fantástico y a buen seguro que la pesca en un lugar así se convierte en un premio para los sentidos.
Enhorabuena por la jornada y un saludo.
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Hola Jose,
Así fué… La imagen fué magnifica!. La verdad es que los tricópteros de riñonada funcionaron muy bien durante todo el día. Sin duda que es un lugar fantástico para la pesca a mosca, aguas trasparentes, entorno inigualable y con buena población de trucha.
Gracias por tu comentario
Un saludo
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Con un paisaje así ha de ser todo un clásico por obligación, para disfrutarlo plenamente.
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