Los Llanos del Tormes ’23

Acompañado de mi buen amigo David Díaz @elreypescador.com, con el que no pesco todo lo que quisiera, decidimos que había que matar el gusanillo y para allá que fuimos.

Sabíamos que podía ocurrir y ocurrió! Este mítico a primeros de mayo se resiente de la abundante sequía que asola nuestro país. La fecha estaba elegida con mucha antelación y poco se podía hacer, ir o quedarse en casa. Cuando decides lo primero, sabes premeditadamente a lo que te expones.

Ya en el río, es evidente el bajo caudal que lleva el río. Los pedreros de ambas orillas muy secos, dejan evidencias de su existencia. Zonas en las que normalmente están inundadas y con fuertes corrientes para cruzarlas.

Para empezar nos fuimos hacia el tramo inferior del coto, para ir subiendo aguas arriba. Mientras, por el camino, podíamos apreciar lo fácil que era andar por las orillas pisando siempre por bolos de piedra totalmente secos.

David se bajó 200m aguas abajo y empezamos a tentarlas en las primeras corrientes con ninfa. Tardaron en darse las primeras picadas, pero poco a poco se animaban. Las ninfas Hare Copper Nymph abajo y una Ninfa Dorada arriba fueron las culpables. Después y viendo que las truchas se empezaban a mover arriba, pasamos a montar mosca seca en las colas de las corrientes y en las tablas. Un tricóptero Yarn fue el más efectivo.

Algunos barbos curiosos se acercaron a las posturas y se pusieron a tiro, pero no hicieron caso a las ninfas.

Todo iba de maravilla, el día soleado pero sin calor, nada de viento y las truchas colaborando. Pero para el medio día la cosa cambió radicalmente. La actividad de paró por completo y las mismas moscas no eran capaces de mover peces.

Seguíamos avanzando y alguna tenue ceba se veía de vez en cuando, aunque no repetían. Tuvimos que pescar una buena parte del tiempo al agua, tratando de poner las moscas en posturas que a priori prometían.

En las grandes tablas del medio de coto y con el sol en todo lo alto, la actividad se frenó radicalmente y en el agua no se veían movimientos. Aguas muy paradas y ninguna ceba en superficie que las delatara, teníamos que movernos.

Tras las grandes tablas, llegamos a zonas con corrientes y buenos pozos, por lo que volvimos a poner las ninfas. Sin ser el mismo ritmo de capturas de la mañana, las ninfas empezaron a volver a hacer efecto y poco a poco logramos alguna trucha e incluso alguna de buen porte en las cabeceras de los pozos más profundos.

Estas corrientes y pozos nos volvieron a dar juego y nuestras ninfas funcionaron, en alguna ocasión incluso a pez visto.

Llegamos al límite superior habiendo conseguido buenas picadas y un ejemplar cercano a los 40cm que ofreció una buena pelea entre los bolos graníticos del pozo. Podíamos darnos por satisfechos, por lo que dimos por concluida la aventura.

Una pena haber tenido una fecha tan buena y con tan poco agua en el caudal del río. Aún así las truchas, aunque de manera irregular, dieron la cara y nos hicieron pasar buenos momentos.

© PescataMinuta

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