El río Porma nunca defrauda, con interminables y variados escenarios de pesca y generoso en truchas de gran porte y belleza, siempre hace las delicias de cualquier mosquero que se precie. Con esta personal premisa partimos hacia allí todas las temporadas con alguna cita obligada en el calendario. Pues sus muchos tramos, acotados o libres sin muerte, ofrecen entretenidas jornadas de pesca donde degustar sus miles de posturas.

Este año la primera llega a un mes de mayo algo loco climatológicamente, con días de mucho calor y otros muy fríos, siendo estos contrastes la tónica general. El invierno y la primavera están siendo generosos en cuanto a precipitación, especialmente de agua y los caudales de los ríos abundantes para variar. Algo que se echaba de menos.

En esta ocasión no pudimos juntarnos la cuadrilla al completo, pero Santi y un servidor intentaríamos estar a la altura de lo que se espera en un emblemático río como este, dispuestos a combatir con sus bravas truchas.

Habíamos decidido hacer noche en las inmediaciones, con la intención de no tener que madrugar tanto, debido a la distancia que nos separa del tramo de nuestros domicilios. Trataríamos de aprovechar y así lo hicimos, las últimas luces del día de llegada para visitar el tramo y hacernos una idea de como venía esta temporada, ver los accesos de pesca, aparcamiento y en general la situación del río a lo largo de tramo de pesca.

Veníamos de una semana calurosa en torno a 29º de máxima y cuando llegamos al río la temperatura había descendido hasta los 12º. El cambio era sustancial y era debido a la entrada de una Dana que viajaría el fin de semana hasta el mediterráneo. La sensación térmica a casi 1.200 m. de altitud era bastante gélida, por lo que el equipamiento logístico giró según lo planeado. Con este panorama y sobre todo durante las primeras horas de la mañana del día siguiente estaba claro que las truchas no asomarían a la superficie, salvo un cambio brusco de las temperaturas. Por lo que ya estábamos considerando que las ninfas y perdigones serían los protagonistas de nuestras cajas de moscas.

Pudimos recorrer con el coche la mitad del tramo y comprobar algunas posturas que el río ofrece para poder pescar a seca. Claro, que otra cosa sería poder hacerlo. Lamentablemente en una buena parte del tramo no podíamos acceder a ella, debido a la gran cantidad de agua que acumulaba y que había desbordado el cauce principal hasta su desembocadura. Era además invadeable, pero aunque no fuese así, las condiciones no eran propicias para lanzar la mosca por la gran cantidad de vegetación y árboles semi-sumergidos en esa zona. Nuestras opciones eran pescar algo más de la mitad del tramo superior, que no era poco.
Así, con todos los deberes hechos y habiendo disfrutado de una buena cena en el hostal y descansado, nos levantamos como nuevos e ilusionados, prestos a revolcar las primeras truchas de la jornada.

Ya dispuestos con los equipos montados, nos hicimos el selfie de rigor para dejar testimonio de nuestra aventura que empezaba a continuación. Queríamos pescar lo más juntos posible para ir disfrutando y comentando cada lance y cada suerte.
Comenzamos desde la zona más enmarañada para ir subiendo río arriba y llegar a la misma zona del aparcamiento. Calculando que para entonces sería un sitio ideal para hacer un receso y almorzar. Primeras derivas de nuestras ninfas entre las corrientes y pronto la primera trucha que la toman rozando prácticamente las piedras del fondo. Cobijadas en los remansos detrás de alguna roca aguardan pacientes su oportunidad para comer. Se observa bastante mosca de la piedra entre las piedras del fondo, la mayoría han dejado la exuvia pegada a la roca, otras aún nadan entre ellas. Lo que si es evidente estando en época de post-freza de ciprínidos, concretamente de la boga, es que empezamos a notar como en las zonas más someras se ven grandes cardúmenes de éstas y pronto a comprobar como toman nuestras ninfas. ¡Ojo! que algunas eran de un tamaño importante, más cercano al tamaño de un barbo joven y de las que ponen los equipos a prueba. De vez en cuando tomaban las ninfas con bravura, por lo que no es fácil distinguir si es boga o trucha lo que ha picado, hasta que asoman el morro.

Avanzamos desde las corrientes hasta la primera gran tabla, que por cierto tiene una pinta estupenda para poder pescar a seca, pero la actividad a las 9:00h de la mañana es nula en superficie y no queremos malgastar energías pescando con seca al agua. Unos 50 metros más arriba, donde rizan las aguas y toman más profundidad, otro pez toma la copper nymph en punta con brusquedad, que presenta una buen pelea. Se trata de una hermosa trucha que presenta toda su bravura en la pelea pero que finalmente logra soltarse, llevándose la ninfa en la boca. Repongo la ninfa y dos lances más tardes tenía otra pintona clavada en la misma ninfa.
De momento la mañana transcurría entretenida, quizás más fresca de los esperado pero las picadas no nos dejaban pensar mucho en ello. Santi avanzó por encima mía para lo molestarnos y nos separamos unos 50 metros continuando por la misma orilla. Me estaba divirtiendo 3 bogas después y otra trucha de unos 25 cm, cuando me llama Santi al móvil, porque el ruido de la corriente le tapaba, para decirme que había clavado una hermosa trucha. Salí de mi postura para subir hasta la suya y verlo e inmortalizar el momento. Se trataba de una librea clara preciosa de 41 cm que le entró en plena corriente y que le combatió muy bien.

Aguantamos unos minutos más en nuestras posturas de esa tabla, ya que estaba dando buenos resultados, mezclando las capturas con algunas bogas más y otro par de truchas, aunque la última se soltó.
Tenía que acercarme al pueblo, a unos 2 km, para comprar pan del día para comer, por lo que Santi se quedó pescando en la zona aguardando mi regreso.

Ya de vuelta, pescamos por encima del puente de la carretera, entre pozas y fuertes corrientes con finales remansados que podían albergar buenos peces. Allí nos topamos con otro pescador que había sacado 3 truchones en unos minutos en el primer pozo, con quien conversamos un poco como buen conocedor del río que parecía que era. Por encima suya logré otra bonita trucha y junto a Santi llegamos hasta una curva con otro pozo que prometía truchas, pero en la que sólo logramos bogas de buen porte y sin interrupción. Era una locura.

Seguimos subiendo hasta una zona tan enmarañada como la de primera hora de la mañana, pero vimos que aquí no había espacio para pescar tan juntos, así que yo subí unos 100 metros por encima hasta otra curva con pozo incluido donde echar algún lance, sin fortuna. Era casi el medio día y en la tabla superior seguíamos sin ver cebas que delataras la actividad de las truchas en superficie. Puntualmente algún pardón y rhodani se dejan ver, contados y aislados. La temperatura ambiente no subía y ya veíamos, por lo encapotado del cielo, que así sería el resto de la jornada.

Me alcanzó Santi, quien no había tenido mejor suerte anteriormente, con la idea de encarar esta nueva tabla juntos. Empecé primero porque el tenía que sanear el bajo, pero pasaron unos minutos hasta que algún pez dio señales de vida y lo hizo en forma de boga enorme, que por momentos me hizo pensar que se trataba de la trucha de la jornada. Como este lance hubo alguno más, hasta que mi primera gran trucha quiso también probar el acero. Fue una buena pelea, descolgándose corriente abajo, lo que dificultaba el control de la tensión y el equilibrio entre tanta piedra resbaladiza, pero finalmente sucumbió y pude apreciar su belleza con calma en la sacadera. Volví a la misma postura ya que quedaba por tocar la mitad y entre otras cuantas bogas conseguí sacar un par de truchas más, pero de un tamaño más comedido.

Continuamos, ya nos quedaban unos 200 metros para llegar hasta el aparcamiento, frente a este pero desde la orilla contraria, echamos juntos unos lances en mitad de una larga tabla somera con fuertes corrientes y tras varios intentos logro clavar un buen ejemplar, que en el descuelgue me presta la ayuda Santi con su sacadera. Poco después el pescador que nos encontramos junto al pozo del puente sube hasta nuestra altura y nos convence para bajar al puente para probar suerte, ya que dice que tiene controladas un par de truchas cincuentonas. Decidimos bajar, ya que donde estábamos no se podía cruzar hasta el aparcamiento y era mejor hacerlo desde el puente. Ya allí, probamos fortuna con sus indicaciones en directo, pero no hubo suerte. Peinamos bien el río en esa zona a ambos lados, pero sólo un par de bogas más quisieron dar la cara.

Era el momento de parar, descansar, comer y beber algo. Nos lo habíamos ganado y el frío seguía presente, por lo que echarnos unas pocas calorías encima nos vendría muy bien.

Finalizado el almuerzo, era el momento de volver, con la idea de volver a la última tabla y hacerla entera desde el principio. Íbamos pescando juntos, pero sólo éramos capaces de sacar bogas y de forma casi consecutiva, pero cuando estábamos llegando a la cabecera Santi consigue clavar un gran pez, que rápidamente se descuelga. Al principio tenemos dudas de si es trucha o boga, pero tras un par de fuertes arrancadas nos damos cuenta de que es un buen salmónido. Esta vez le hecho una mano con mi sacadera para lograr capturarla con éxito.

Poco después me toca a mi, aunque no consigo aguantar los primeros quiebros y rompe, llevándose prendido todo el bajo por encima del indicador. Aún nos quedaban unos metros de tabla y supusimos que habíamos encontrado el filón.

Unos minutos después le vuelve a tocar a Santi, otra emocionante pelea con otra gran trucha y con feliz desenlace. Empezábamos a tener calor, entre las peleas y las emociones.

Habiendo rehecho el bajo y tras algunas bogas más y otra pequeña trucha perdida un ratito después, me pongo en plena cabecera, donde por fortuna y pegada a la orilla contraria, me sale otra hermosa y oscura trucha que vuelve a poner el equipo a prueba y el corazón a 100. La pelea es sin tregua y le pido a Santi que se descuelgue lo antes posible con su sacadera, pues aunque la tengo bien sujeta, me podía hacer lo que la última y romperme mientras se descolgara. Santi se colocó aguas abajo y espero a que la obligara a cruzarla de orilla y por suerte terminó en la sacadera esta vez.

En esta tabla pasamos un rato memorable que a buen seguro no olvidaremos. Por alguna razón las truchas tenían querencia a ese rincón de la cabecera de la misma.
Proseguimos aguas arriba evitando el vedado de la toma de agua, pero viendo las distancias por recorrer convenimos que era mejor coger el coche y subir río arriba hasta el próximo aparcamiento. Cuando llegamos bajamos hasta donde nuestra orilla nos permitía acceder y desde allí empezamos a pescar. Las primeras pozas sólo nos daban bogas y nos extrañó que no hubiera salido ninguna trucha. Más adelante llegamos a otra zona con una larga tabla de poca profundidad ideal para tentar a seca. Santi decidió subir por encima a las corrientes y seguir con ninfa y yo cambié a un montaje de seca para intentarlo. Las eclosiones ausentes, algunas mosca puntual se podía ver, pero nada llamativo e indicativo. Era en ese momento o nunca, la hora, la zona….

Por mi lado no conseguí levantar nada, ni siquiera una boga que por equivocación quisiera mi mosca. Por parte de Santi tampoco con las ninfas. Así que media hora después decidimos dar por terminada la jornada y emprender el camino de vuelta.

En conclusión, una jornada más que decente con algunas truchas de muy buen porte. El entorno como la mayoría de rincones naturales de León, precioso. Por poner alguna pega, quizás la climatología no acompañó, mucho frío y amenaza de tormenta en todo momento, que se fue soportando a medida que las truchas fueron asomando.
Como dije al inicio ¡El río Porma nunca defrauda!
Qué zona del Porma es? Gracias y un saludo
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Pues una gran jornada Antonio, hay muy buenas capturas ahí y de forma constante, lo cual es de agradecer. En cuanto a la climatología no es de extrañar que gracias a eso las capturas hayan sido abundantes ya que los días calurosos y soleados que ha habido han sido bastante malos para pescar. Enhorabuena, se nota que disfrutasteis!!
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Si, así fue Mario, para mi gusto demasiado frío, pero no podemos quejarnos de los peces, ya que estos respondieron. Gracias!
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Buenas capturas a ninfa en un dia poco agradable.mejores dias vendran.Yo ya en Espania y de vuelta de madrid en santander ,empiezo el martes en leon.Un saludo y buena pesca Alberto
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Gracias amigo Alberto, pues te deseo mucha suerte por estas tierras. Seguro que disfrutarás de una pesca de calidad! ya me contarás. Un saludo y buena pesca para tí también.
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