Primeros coletazos

Se acerca la primavera y es la primera ocasión que tengo de tentar a los barbos durante este largo y duro invierno. En otras temporadas ya había salido varias veces a pescarlos, pero este año los distintos temporales de viento, lluvia y nieve no han dado tregua alguna.

No es que el día escogido sea excelente, según las Apps de meteorología consultadas, pronostican 11º al medio día, viento de unos 22 km/h y probabilidad de lluvia a lo largo de la mañana. ¡Menos mal que hay algún claro que otro en el cielo!. Con todo y con eso, lleno de valor e ilusión decido afrontar mi primera jornada barbera en esta temporada. Sobre todo con mucha fe después de tres meses de larga espera.

No me complico, busco la comodidad del embalse y zonas accesibles, sin obstáculos y lo más resguardadas del viento posibles. Mi intención es pescar hasta el medio día, por lo que hay que aprovechar bien el tiempo.

Las rachas de viento rizando el agua constantemente y los muchos nublados dificultan la observación en superficie. Buscar movimientos en la superficie del agua, alguna aleta o ceba es el objetivo principal para detectar sus posiciones. Salvo alguna carpa que salta lejana, no hay señales de barbos.

Poco a poco recorro con cautela las reculas en dirección a una zona más protegida del viento, donde se pueda distinguir mejor cualquier movimiento. Antes de llegar veo la insinuante estela de un barbo nadando paralelo a la orilla. ¡Es el momento! Sin dar un paso más, saco línea para hacer un lance de unos diez metros y situar la mosca por delante en su misma dirección. El barbo no se lo piensa y toma la mosca con glotonería, pero a partir de aquí el coletazo de salida para su frenética carrera es espectacular, sin ser un pez excesivamente grande.

Estoy liberando el barbo cuando a mi derecha veo como otro se acerca hacia mi, como a tres metros de la orilla. Tal cual estoy, sin levantarme, le lanzo la mosca de nuevo, la ve y se queda un segundo observándola, pero esta vez la rechaza. Parece que es el sitio, además de verlos bien, están haciendo acto de presencia poco a poco.

Me voy moviendo y topando con más oportunidades, otro bonito ejemplar es engañado, haciéndole girar sobre sí mismo. Los peces están por la labor de comer arriba, e incluso se ve alguna que otra ceba.

En cuestión de una hora y media, llevaba cinco peces capturados y otro logró liberarse cuando estaba casi en la orilla. Todos pescados a escasos metros de la orilla, el último de hecho en la misma orilla.

A medida que transcurría la mañana, la lluvia se mezclaba con el viento lateral y por momentos había que parar. El cielo se cubría de nubes y de pronto salía el sol. Pero entre tregua y tregua, los barbos seguían apareciendo y mostrándose desafiantes. Momentos cargados de adrenalina, desde la aproximación, el lance, la clavada y la pelea.

Yo seguía paseando, buscando sus movimientos. Lo suficiente para delatarlos y provocarlos una y otra vez. ¡Estaba disfrutando!

Las capturas se suceden con frecuencia, a cual más franca y bonita. Todas ellas con mucha resistencia en la pelea, en varias veces viendo fuera del carrete bastante metros de backing.

Pero el cielo se pone feo feo, parece de noche y empieza a llover con más fuerza. Me voy corriendo hacia el aparcamiento y un poquito antes de llegar al coche, el granizo empieza a caer con fuerza. Es el momento de concluir jornada, el granizo para, pero la fuerte lluvia sigue y parece que va para largo.

Después de todo no me puedo quejar, en algo más de tres horas había conseguido capturar diez barbos y clavar otro par más. Así que no está nada mal el arranque de la temporada de ciprínidos, y es que ya se sabe, ¡Al mal tiempo buena cara!

© PescataMinuta

7 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Estupenda manera de estrenar la temporada! Cualquiera lo firmaría por adelantado (yo desde luego). Enhorabuena!

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    1. Pues si David, no debo quejarme, los peces pusieron mucho de su parte. Pronto una juntos, un abrazo!

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  2. Manuel Cano dice:

    Como siempre. Impresionante. Ganas tengo de tentarlos

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    1. Lo haremos, descuida! Gracias

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  3. Ferran dice:

    No hay barbo pequeño, todos, absolutamente todos son puro músculo, puro nervio.

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    1. Ya te digo y ahora más que están pletóricos tras el descanso invernal

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