Esta temporada nuestro destino de alta montaña es el Coto social de Broto en el río Ara. No era lo programado inicialmente, pero al no haber disponibilidad de permisos en Torla-Bujaruelo por coincidir con una competición (25/26 jul), hubo que cambiar los planes finales. Así, una vez más nos quedamos con las ganas de pescar este mítico escenario.
El plan era el habitual, pescar el viernes por la tarde en un tramo libre, el sábado el Coto Social y el domingo rematar la mañana con otro tramo libre.
El viernes al llegar al río y antes de comenzar a posicionarnos, hicimos un recorrido rápido con el coche para reconocer el escenario. El río Ara a finales de julio bajaba corto de caudal, el estiaje veraniego se hacía notar en todo el tramo y a priori las zonas que ofrecían mejor aspecto era la zona central del acotado. Pero eso sería para el sábado, así que nos dispusimos a la altura de Sarvisé para pescar aguas arriba esa misma tarde.
Entre unas cosas y otras la tarde se nos echó encima y para cuando estábamos en plena acción de pesca serían casi las 20:00h. Este tramo llegaba bastante corto de agua, por lo que había que sortear muchas tablas y chorros demasiado someros hasta encontrar zonas en unas condiciones decentes. Los primeros lances se hacen al agua, al no ver cebada alguna, tratando de llamar la atención de algún pez. A los pocos
minutos alguna pequeñita sube ocasionalmente y rechaza la imitación. Muestra de que estaban abajo y que les picaba la curiosidad. Poco después la primera truchita cae en el engaño y toma un diminuto tricóptero de riñonada, siendo la primera captura de la tarde. Más adelante otra del mismo porte, pequeña, es nuevamente engañada y otros tantos rechazos y fallidos. Todas muy pequeñas, pero que van entreteniendo.
El sol cae y la visibilidad es muy baja, así que a contraluz, intentamos pescar casi sin referencia de la mosca, más bien a la cebada. En un rato y con bastantes efémeras grises y olivas en el agua, así como tricópteros pardos, las truchas tienen el rato de más actividad, que tan sólo dura media hora. Aquí se suceden varios toques más y otros tantos rechazos, pero sin lograr llevar ninguna a la sacadera. Agotamos la jornada y fuimos al hotel a cenar y descansar, ya con la mente puesta en un sábado prometedor en el coto social.
Al día siguiente y antes de desayunar, a eso de las 7:30h de la mañana nos dispusimos en el límite inferior del coto, con la intención de pescar un rato y hacer tiempo a que en Fiscal abrieran una cafetería. Nos encontramos mañana fría y cierta brisa soplando del norte en el barranco, lo que nos incomodó bastante durante los primeros compases. Aquí, junto al refugio el caudal es algo mayo y los primeros chorros y una siguiente tabla más parada parecen prometer alguna captura. Durante los primeros 200 metros no se mueve nada, no hay insectos en el ambiente y el frío se nos mete muy dentro, así que decidimos pronto volver al coche y bajar al pueblo a tomar un reconfortante desayuno.
Una vez que habíamos vuelto a ser personas, regresamos al lugar donde lo dejamos, el sol asomaba por la margen derecha y brillaba en algunas zonas del río. Yo decidí retroceder y pescar a ninfa unas pozas que había visto a primera hora. Allí logré las
dos primeras truchas de la mañana, pero a medida que fuimos avanzando entre pocitas y otros chorros, las ocasiones de tocar pez fueron contadas hasta que dejaron de sucederse. Esta parte del acotado, discurre muy heterogéneo y es una zona bonita encajada en un gran barranco, quizás con más agua los peces mostrarían otra cara.
No estaba siendo un día esperanzador, pues apenas teníamos alguna picada, esta vez ni pescando a ninfa. Una vez escudriñadas de forma selectiva todas aquellas posturas que más nos podían ofrecer algún pez, todas de distintas características, y algo aburridos de dar palos al agua y peinar el río a ciegas, pesamos que lo mejor sería ir a comer. Al menos eso nos lo habíamos ganado.
Por la tarde nos ubicamos en la zona central del coto, la cual a primera vista y desde la carretera, donde se puede tener una panorámica del tramo, se ve claramente una mejor pinta, con tablas más grandes y profundas.
Empezamos a pescar a seca, pero soplaba a pie de río demasiado viento lo que nos dificultaba mucho el lance. Las truchas no daban señales de vida en superficie, así que al poco rato pasamos a buscarlas bajo el agua con ninfas. Realmente no fue mucho mejor y costó bastante clavar alguna, estaban muy difíciles. Fuimos recorriendo
esta parte del coto explorando la mayoría de rincones, hasta llegar a un estrecho que da pie a unas grandes tablas. Llegados a ese punto y con tan sólo tres truchas en nuestro haber, volvemos a pescar al agua con seca en estas aguas más paradas. La tarde se va echando encima y los peces siguen difíciles, no quieren nuestras moscas.
Avanzamos un par de largas tablas hasta llegar a otra más estrecha y profunda, vadeable hasta la mitad y donde desde lejos vemos algunas cebadas. Tenemos algún rechazo e incluso pinchamos un par de ellas, pero nada más. Avanzamos aguas arriba
unos 400 metros más, pescando de nuevo a ninfa, consiguiendo una trucha más. Así viendo el panorama y que está oscureciendo decidimos que hay que volver a los coches.
Durante el regreso vamos realizando algunos lances en algunas posturas que no pescamos y otras que lo hicimos muy deprisa, pero no hubo más sorpresas.
Cansados y algo decepcionados, regresamos al hotel, donde nos aguardaba una ducha, suculenta cena, un chupito y unas horas de buena conversación, que fue lo mejor de una dura jornada de pesca.
Al día siguiente, pescábamos la zona libre por encima de Torla y quedamos en Broto para desayunar y buscar los accesos sobre la cartografía. No parecía difícil, dejamos los coches junto al río en la zona del Camping y desde allí arrancamos la jornada. El río con el agua mucho más fría y brava que en los días previos, pero con mucho más caudal.
Los primeros 300 metros de remonte son ideales para pescar a ninfa, preferentemente con tungsteno y en tándem, pues la corriente es fuerte. Las numerosas pozas y badinas donde vierten fuertes chorros, comienzan a dar las primeras capturas. La talla algo más grande que en los días previos, pero tampoco mucho más. Especialmente los perdigones tonos verdosos brillantes con colores iridiscentes son las más exitosas.
Aprovechamos un gran momento de la mañana cuando el sol se levanta en el valle, parada obligada para hacer la foto de grupo ante un marco incomparable con la Muralla de Mondarruego al fondo. Esta zona es de una belleza paisajista indescriptible, los colores de los primeros rayos del sol y el color turquesa del agua mezclados con los tonos pastel de la montaña lo hacen mágico.
Llegamos a una zona estrecha entre roca madre con grandes pozas profundas y paradas donde podemos ver las primeras truchas cebarse ocasionalmente. Se trata también de una zona natural de baño cercana a las urbanizaciones y pronto acude demasiado público, por lo que no nos da tiempo a saborear los lances y ver la respuesta de las truchas a seca.
Seguimos ascendiendo por encimas de estas pozas donde nos encontramos a un par de jóvenes pescadores que pescaban a spinning, llegando a otras corrientes mucho más inhóspitas, pero donde otro par de capturas caen en nuestras redes.
Aquí damos por concluida la jornada, volvemos a Broto para comer pronto ya que nos esperaba un largo viaje de regreso a casa.
Una vez más otra aventura digna de mención, el entorno magnífico y la experiencia muy gratificante, sobre todo cuando a tu lado tienes a dos incondicionales con quien poder compartirla. En cuanto a la pesca, escasa, no tuvimos la suerte que a veces nos acompaña. Esta vez y recordando temporadas anteriores, Los Pirineos no nos dieron lo mejor. Cabe pensar que en un año tan seco, quizás demoramos en exceso esta salida y junio probablemente habría sido mejor mes, pero quien sabe… eso sí, ¡volveremos!
©PescataMinuta 2015
Lástima que os coincidiera ese concurso. El lugar es muy bueno, pero cuando no quieren, no quieren 😉
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Nos llegaron a comentar lugareños lo mismo, que tiene trucha y de buen porte. No nos lo creíamos, pues sólo vimos truchitas. Seguro que a primeros de junio estuvo mejor. En cualquier caso lo pasamos bien. Gracias Ferran!
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Es un río vivo y como tal, sus princesas tienen días que pasean y otros que no quieren saber nada 😉
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Que pena lo del caudal Antonio, estoy seguro que con un poco más de agua hubierais disfrutado de verdad. Da gusto salir de viaje con buenos compañeros y más en entornos como ese, enhorabuena y un saludo!
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Pues eso creemos, la verdad es que se notaba bastante el estiaje del río. Hicimos lo que pudimos y fue una grata aventura, que repetiremos otro año. Te lo recomiendo Mario, gracias!
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