Alto Tajo, otoño 2017

Van quedando pocos días para finalizar la temporada y el lugar elegido para esta salida, son las aguas del Tajo, en uno de mis destinos favoritos, del que empieza a ser habitual pescarlo en dicha época del año. Los que conocéis estos parajes me comprenderéis si os digo que es una maravilla deleitarse con el gran colorido paisajístico a estas alturas. El Alto Tajo de algún modo hace sentirme como en casa, me resulta muy familiar y acogedor, encontrando en él siempre una paz especial con la que consigo evadirme emocionalmente.

Como suelo hacer siempre que acudo a esta cita, madrugo bien para estar a primera hora a pie de río, ya con los primeros rayos del sol que se empiezan a colar entre la vegetación e incidir en las tablas y corrientes.

Algo corto de agua tras el año tan seco y un verano sofocante, pero con agua suficiente como para aventurarse en sus aguas y probar fortuna. Apenas viento, por los que las primeras observaciones se hacen fáciles. Nada de actividad a la vista, hay que empezar a pescar al agua, provocando a las pintonas. Tratando de intuir dónde pueden estar apostadas, voy avanzando, con lances cortos y precisos explorando cada rincón.

Pasados los primeros 100 m. una ceba, la primera que veo nítida y clara a unos diez metros en la margen izquierda muy pegada a la orilla. No repite, pero doy un paso y lanzó un metro por encima. Nada, un primero, un segundo, pero si la toma en el tercero, veo incluso un instante antes como persigue la mosca unos centímetros una vez pasada de largo. Si, la primera trucha, pequeña pero bonita, una delicia.

Sigo remontando el río, con la misma situación pasada la primera hora, casi nula actividad en superficie y tan sólo un par de capturas pescando al agua. Tamaños pequeños, nada especialmente reseñable. Llego a una zona de corrientes con un pozo en cabecera invadeable, el cual invita a probar con alguna ninfa para tratar de mover los peces supuestamente el fondo. Modifico el bajo y dispongo las ninfas para que pesquen a dos profundidades y dejo que hagan su trabajo poco a poco.

Pronto noto un toque de alguna pequeña trucha, que poco después repite. No consigo clavarla y voy avanzando. En la siguiente deriva prendo la primera trucha al final de la corriente que estaba agazapada abajo, pero que toma la ninfa arriba, casi cuando me dispongo a lanzar de nuevo. Unos minutos después otra preciosidad es de nuevo engañada unos metros por encima de la anterior.

Decido hacer un receso, es el momento de hacer un break, el sol está en lo alto y la temperatura algo asfixiante. Me cobijo entre los pinos de la orilla para refrescarme y comer algo rápido. Por encima de este punto vienen una sucesión de tablas en las que preveo poder pescar a seca y es el momento de hacerlo.

Dispuesto de nuevo a batallar, voy lanzando la mosca a las ocasionales cebas que voy encontrando según vadeo aguas arriba. Más truchas pequeñas toman la mosca, nada decente, parece que las grandes ni están ni se las espera.

Continúo entretenido y voy cambiando seca por ninfa a medida que voy encontrándome distintas zonas en mi remonte. También me topo con algún cérvido que sorprendo bajando a beber. Me entretengo de nuevo para montar las ninfas ya que llego a unas corrientes que suelen siempre tener peces y en seguida logro capturar una trucha decente de unos 20 cm. al principio de las corrientes y otra similar al final de las mismas.

Pasadas las corrientes, llego a otra zona de aguas lentas pero invadeable que me obliga a pescar desde orilla con la dificultad de lanzar a cierta distancia con toda la vegetación de la orilla. Tras metros recorridos sin ver claro ningún pez ni dónde poner la mosca para engañar alguna, por evitar enganches o perder la imitación, decido avanzar desde orilla unos 50 metros para saltar esta tabla y probar fortuna en la siguiente, mucho más accesible.

La luz se va inclinando y se empiezan a ver muchas sombras en toda la margen derecha del río, por lo que hay que ir con buen ojo. Hacia la mitad de esta tabla y pegada a la orilla izquierda observo una ceba de alguna trucha aparentemente maja por lo que me voy acercando lentamente para estar cómodo en la presentación. Creo que come algún pequeño díptero, pero también puede ser algún insecto terrestre que caiga de las ramas que la dan cobertura. Me quedo inmóvil, creo que me ha detectado porque no repite y también creo haber perdido la referencia de su posición. Aguardo un par de minutos y vuelvo a verla, está a escasos 6 metros. Le pongo la mosca en un segundo intento, junto donde quería, a un par de metros por encima para que baje hacia su posición, se trata de una pequeña hormiga en parachute, y ¡voilà! la toma es perfecta, muy franca, espectacular.

No es una trucha del otro mundo, de hecho, finalmente no resulta ser especialmente grande. Eso sí, el momento fue perfecto, como el de los mejores documentales. ¡Una delicia!

Un gran momento para despedir la jornada y que me dejó un buen sabor de boca. Ahora toca volver caminando hasta el aparcamiento y si puede ser antes de que se haga totalmente de noche.

¡Adiós mágico Tajo, hasta el año que viene!

7 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Ferran dice:

    Que sitio más interesante (nunca he ido). las tablas, de esas que o pescas largo y fino o solo ves correr peces mientras asciendes 😉

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    1. Pues si, es eso mismo. Cuando quieras intercambiamos escenarios. Tus destinos me gustan mucho. Gracias Ferrán, un saludo!

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  2. Alberto J Parajon dice:

    Bonito relato que te hace sentir ahi.saludos.

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    1. Gracias Alberto, fue tal cual, este río transmite enormes sensaciones.

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  3. Manolo Ruiz dice:


    https://polldaddy.com/js/rating/rating.jsBuenas. Maravilloso!!! no es lo que era para la pesca pero el lugar es una auténtica maravilla. Tuve la suerte de pasar diez veranos de mi vida en Poveda de la Sierra, en casa de una tía hermana de mi padre y conozco muy bien cada uno de los rincones entre el Puente San Pedro y la presa de la chorrera, incluido el coto de lo abedules, que entonces era social y mi tío pertenecía a dicha sociedad.
    La tobas, garabatea, la zona del puente de Peñalén… en fin.
    Estuve este verano pero en la época es casi imposible pescar, entre bañistas, piragüas y demás.

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    1. Gracias Manolo por tus palabras, la verdad es que se nota que sabes de lo que hablo. Esa zona transmite muy buenas vibraciones! un saludo

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