Visita a Galicia a uno de sus míticos ríos, en una jornada de mediados de mayo donde este magnífico escenario del Neira suele dar buenos resultados.
En compañía de mi buen amigo José Mariño, con el me gusta compartir buenos ratos de pesca todos las temporadas en esta maravillosa tierra, nos dispondremos a intentar engañar a alguna de sus truchas. Como todos los ríos, éste no iba a ser menos, y aun habiendo perdido eco social en cuanto al número de capturas y tamaño, parece ser que aún mantiene un nivel decente de calidad y cantidad.
Ya a pie de río, advirtiendo que no hay ningún otro pescador, y como siempre, nos ponemos de acuerdo. Siendo yo el que empiezo desde el inicio del acotado y José 500 m por aguas arriba. La idea es dejarnos terreno entre ambos para pescar cómodos e ir remontando río hasta el momento del almuerzo, para después recorrer otro tramo con otra o igual disposición.
Desde mi posición el río tiene un vista espectacular, me encuentro ante una larga tabla de unos 12 m de anchura y un profundidad media, siendo la orilla derecha la más somera y donde se ve alguna ceba ocasional de pequeñas pintonas.
Con unos pocos lances realizados me topo con la primera captura de la mañana, una sorprendida trucha de librea oscura me deleita con sus volteretas antes de meterla en la sacadera. No es grande, pero si muy bonita.
Pero lo que hacía presagiar que iba a ser una jornada entretenida, fue un espejismo, ya que no tuve ni a pez visto, ni pescando al agua, ninguna otra oportunidad hasta el mediodía. Pobre balance para una mañana plácida y sin viento, que a medida que ésta avanzaba, en el cielo se empezaban a agrupar nubes oscuras con malas intenciones.
No tardó mucho en formarse una tormenta, que empezó suave, lo que nos permitió seguir pescando, pero que llegó a un punto que hubo que refugiarse, por el agua y el viento.
Por suerte pasó, y poco a poco el ambiente volvía a calmarse y tornarse perfecto para seguir pescando. Pero antes de volver al río, decidimos hacer un alto para comer y trasladarnos para pescar la zona media/alta del coto. Momento que aprovechamos para comentar los resultados, siendo éstos muy dispares, ya que José había conseguido 4 capturas y yo tan sólo una.
Una vez repostados y con energía, cogimos el coche para movernos aguas arriba hasta otra entrada del río, para así cubrir por la tarde el resto del tramo.
Esta vez lo hicimos al contrario, José empezó desde el nuevo punto de partida y yo unos 400 m por encima. Y casi con la misma suerte de la mañana, a los pocos minutos de probar en la cabecera de una tabla conseguí engañar a otra trucha algo más grande y brava que la de la mañana.
Continuamos subiendo río arriba y por el camino en zonas de corrientes estrechas, donde tengo otras dos oportunidades más, que consigo meter en la sacadera, no son gran cosa, pero me refresca el ánimo nuevamente.
Llegamos a una buena poza bajo un azud desde donde se ve una grandísima tabla muy profunda. Allí ya los dos juntos intentamos a seca y con ninfa en varias posturas, pero sin suerte.
Avanzamos desde la senda del margen derecho contemplado esa gran tabla parada que nos da la bienvenida, pero su gran profundidad nos impide vadear y probar fortuna desde el agua. También todo el continuo arbolado de ambas orillas, por lo que seguimos avanzando desde tierra, intentando encontrar un hueco donde menos cubra y meternos. En ese andar, vemos que en la otra orilla se ceban grandes truchas que incluso repiten. Es tentador y José se atreve a lanzar por encima de los 25 metros intentando que cojan su mosca. Tras varios intentos pasando la mosca por encima de sus morros, recoge línea y buscar mejores opciones.
Queda poco para llegar a la cabecera del coto, por lo que aquí sin desperdigarse mucho nos separamos, aunque a la vista, para pescar lo que queda de tarde. Muchos lances después y sin fortuna, pescando al agua, me salgo para ver los últimos lances de José, siendo en los últimos chorros del final del coto donde consigue capturar otra bonita trucha como despedida.
Siempre esperas más y mejor, pero no me defraudó, está claro que hay días y días, y éste precisamente no fue de los mejores. A ambos nos dejó un toque insípido, aunque truchas se vieron. José ya lo había pescado en otra ocasión con mejores resultados, pero bueno este año estaba siendo la tónica general «irregular».
En cuanto al escenario, me parece muy recomendable, no sólo por su belleza paisajística, sino para el que busque distintas aguas, tablas, corrientes, pozos, badinas… Es decir diversidad para probar pescar en aguas paradas, lentas y rápidas. Además la configuración de tramo es perfecta, pudiendo entrar y salir del río en casi todo el tramo salvo un tablón muy profundo.
Sin duda, volveremos!
© PescataMinuta
Un río totalmente desconocido para mí, tiene muy buena pinta y parece mosquero 100% con muchas alternativas, además el entorno es precioso. Gran reportaje Antonio como siempre,
un saludo!
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A ti Mario, te lo recomiendo es idílico. Un saludo!
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