De nuevo por tierra de Gredos con la aventura por delante de poder saborear una presumible jornada de pesca a mosca de sus truchas. Y de nuevo en compañía de
nuestro buen amigo David Díaz (elreypescador.com) que a estas alturas ya está
dejando de ser un invitado de excepción y poco a poco se está convirtiendo en un miembro habitual de la cuadrilla de PescataMinuta. La pasada temporada tuvimos la oportunidad de pescar juntos por primera vez y en esta ya son varias veces las que lo hemos hecho y aun nos queda alguna escapada más.
Esta vez en la célebre Garganta de Barbellido, donde se cultiva el pedigree de la genética Duero Sur según los expertos ictiologos. Pero no me voy a aventurar entrar en
un terreno desconocido, no, ese no es el fin de este post, sino lo que quiero es tratar de ilustraros como transcurrió nuestra jornada de pesca.
Mediados de junio, un día soleado de altas temperaturas a la vista y un largo coto de por medio para hartarnos de andar, vadear y pescar. Por el camino ya nos había hablado del lugar David, aunque no recordaba muchos detalles, pues no lo había conocido pescando, cuando llegamos era como nos lo había descrito.
Arrancamos casi desde la desembocadura con el Tormes, la zona desde la pista deja entrever un paisaje de montaña precioso y en el fondo del barrando discurriendo el río que da su nombre, el Barbellido, nos da la bienvenida y nos invitaba a bajar a sus orillas para probar fortuna con sus pintonas.
El río con grandes rocas y losas en el fondo, pero con un caudal perfecto se ofrece a ser vadeado desde el primer momento, sin grandes dificultades. Nos lo tomamos con calma, Miguel abajo, David por arriba y yo por el medio, vamos progresando en
nuestros primeros lances. Las primeras truchas avistadas están abajo, no suben a nuestras moscas, por lo que optamos pronto en echar las ninfas y tentarlas a su altura.
Y pronto las primeras capturas, truchas bravas de tallas pequeñas medianas que luchan a muerte por liberarse y que rápidamente son puestas en libertad. Las fotos muestran la pureza de éstas pese a su tamaño, perfectas y bonitas todas.
Nos podíamos entretener en cada postura, cada poza y cada tabla, había peces y aunque a seca se resistían y costaba levantarlas, a ninfa enloquecían y en algunas posturas sin moverte se podían sacar 2 ó 3 ejemplares. La mañana avanzó rápida,
nosotros no tanto, habíamos remontado aproximadamente 300 metros y el entretenimiento era continuo, por lo que con el calor apretando, decidimos tomar un tentempié e hidratarnos a la sombra.
Nos quedaba mucho, un mundo, si la cosa seguía así, sabíamos que no nos llevaríamos una opinión completa del coto, porque no recorreríamos ni la mitad. Pero a
mi particularmente me estaban gustando mucho las sensaciones hasta el momento, por lo que tenía claro que se quedaría nuevamente anotado en mi agenda de pesca para disfrutar otro tramo en otra temporada.
Proseguimos en las mismas circunstancias, las truchas todavía selectivas arriba para pescarlas a seca, pero las ninfas infalibles. Los tricópteros personalmente me van funcionando en colores marrones y rojizos, pero las capturas son muy discontinuas, alternando frecuentemente con ninfa.
En el camino llegamos al Pozo de las Paredes, un enclave especial con su puente de piedra, que inmortalizamos y donde tuve la oportunidad de clavar un ejemplar de tamaño respetable que subió desde el fondo de la tabla desde una profundidad de dos
o tres metros para tomar totalmente franca la efémera. Fue una sensación indescriptible, no me lo podía creer. Posteriormente otra pequeña hizo lo propio pero no desde tanta profundidad.
Por encima del puente el río se abre y las posturas son mucho más accesibles, los lances no son tan exigentes y técnicos y a estas alturas del mediodía las truchas suben mejor a tomar las moscas en superficie.
La zona por su encanto tan especial es frecuentada por muchos excursionistas que quieren disfrutar de otra manera de este maravilloso entorno. Pero curiosamente hasta ese momento no habíamos visto ningún otro pescador por la zona.
El resto del día y el ritmo transcurriría parecido, con más oportunidades a seca que en la mañana, y donde pude probar y testar mi nuevo equipo Orvis Helios 2 9′ + Hydros II SL + Hydros HD trout WF-5F a conciencia y con distintas moscas, pero seguíamos de
vez en cuando y sobre todo en las grandes pozas tratando de pescarlas a ninfa, pues las truchas no eran constantes en tomar las moscas arriba. Aunque lo importante es
que de una forma u otra las capturas se seguían sucediendo. Raras eran las ocasiones donde no encontrábamos peces en el agua, algunas se soltaban incluso antes de entrar en la sacadera, pero era una de esas jornadas donde el nº de capturas pasaba a un segundo plano.
Nos quedaba mucho coto por delante, pero la jornada llegaba a su fin y era la hora de poner rumbo a casa. De camino al aparcamiento y comentando los últimos lances,
todos coincidíamos de que se trata de un gran coto, con una excelente población de trucha autóctona y de preciosas libreas, pero que la jornada se nos quedó muy corta para saborearlo a conciencia. Así que será cuestión de volver pronto.
Por ponerle alguna mínima pega, hubiese sido de agradecer que las truchas por aquí fuesen de tallas algo más grandes, ya que rara vez nos topamos con peces que
sobrepasaran los 30 cm. Eso sí todas las pescadas pusieron intensidad y nos hicieron pasarlo francamente bien, que es de lo que se trataba.
Para los que queráis tener otro punto de vista pinchar aquí.
© PescataMinuta 2016
Espectacular el río Antonio, las truchas tienen pinta de ser bravas de narices, a poca talla que tengan tienen que dar mucha guerra,
enhorabuena por la jornada! Saludos!
Me gustaMe gusta
Efectivamente Mario, como lo sabes. Además de bravas, son preciosas, como el propio entorno. Saludos
Me gustaMe gusta