Finalizando la temporada en aguas del enigmático Tajo y acompañado de nuevo por un ilustre en esto de la pesca a mosca, Jesús Carmona «Calambres» de Fotoguiarios. A estas alturas de la temporada y entrado ya el otoño, este río muestra una riqueza paisajística enorme, combinando los colores de una forma muy especial.
Se trataba de pasar un buen rato en compañía, la pesca si viene bien perfecto, pero no es lo prioritario. Si bien es cierto que siempre en un rinconcito de tu cabeza, piensas «y si se dan bien, mejor», aunque no lo exteriorices.
De la mano de Jesús los accesos a los distintos tramos del río se te hacen sencillos, su gran conocimiento del río permite que te sientas muy seguro en cada paso que das vadeando por sus aguas. Y como siempre le digo, su envergadura llevándole delante sirve sin lugar a dudas de referencia en todo momento para saber por donde no debes pisar.
El caudal y el clima perfecto, poco viento, soleado, aunque fresco en las primeras horas, hacen presagiar una buena jornada. Aprovecharemos cada postura y lance para sacar lo mejor de nosotros mismos, avanzando río arriba relativamente juntos comentando la jugada en cada momento.
Los lances se alternan en cada postura, una vez Jesús otra vez yo. Entre tanto tomamos nota, comentamos y aconsejamos, con total tranquilidad y armonía. Gratos momentos, que no tienen precio.
La mañana avanza dejando atrás las primeras tablas y corrientes, con poca fortuna, aunque alguna trucha se deja engañar. Cebadas ocasionales en algunas badinas delatan claramente la presencia de peces, pero éstos no están por la labor de picar en estos primeros lances.
A medida que se acerca el medio día y en las cabeceras de las tablas entre sus corrientes se aprecian más cebas de truchas. Efémeras olivas y pequeños dípteros se ven en la superficie. Si bien de forma selectiva las truchas comen arriba algo distinto y Jesús pronto descubre que las emergentes funcionan capturando algún que otro pez.
Prácticamente toda la jornada la estamos pescando a ninfa, exceptuando algunas tablas que se prestan a ser tentadas a seca al mostrar cierta actividad en superficie.
La tarde va transcurriendo y entre chorros y pozos, sorteamos cada postura buscando nuevos frutos. En estas zonas conseguimos clavar algunas truchas más y aunque las capturas no se suceden consecutivamente, nos mantienen concentrados y alertas en todo momento para lograrlas.
No podemos decir que la jornada sobresalga por un número importante de capturas, el Tajo es así, exigente y al mismo tiempo condescendiente si eres un pescador paciente. Lo que está claro es que te pone a prueba en todo momento, por lo que
debes estar preparado para prestar atención en todo momento a las oportunidades que se te presenten, estudiar el río y fijarse en los detalles, no hacerlo a veces provocan desconsuelo e incluso hacer un «bolo».
Querido Tajo, nos volveremos a reencontrar la próxima temporada, quien sabe si con mejor suerte, al menos nuevamente bien acompañados.
© PescataMinuta & Fotoguiarios ©, 2015
Qué belleza de río. Está claro que cada río tiene su encanto y no se pueden comparar.
Sin duda una delicia para los sentidos.
Enhorabuena por esas pintonas y Felices Fiestas.
Me gustaMe gusta
Gracias Jose por tus comentarios y Felices Fiestas para ti también!
Me gustaMe gusta