Tenía curiosidad por conocer este escenario de la provincia manchega, su fama le precedía de haber repartido buenos momentos de pesca, aunque fuese en otro tiempo. No importaba, al fin y al cabo estamos acostumbrados a encontrar este tipo de opiniones o tópicos que han ido de más a menos en los últimos años y es que raro es el pescador que no te cuente aquello de…»esto ya no es lo que era».
Esta temporada teníamos la gran suerte de obtener un buen nº en el sorteo de cotos para Cuenca, por lo que elegir la fecha propicia a nuestra conveniencia era más que factible. Otra cosa sería que el tiempo y las aguas acompañasen tal y como estaba transcurriendo la primavera.
Y allí nos presentamos Miguel Ángel y yo, en las aguas del Alto Júcar, dispuestos a arrancar una temporada más de salmónidos a mosca, con mucha incertidumbre pero con mucha ilusión. Además la mañana no puede comenzar mejor, tenemos la sorpresa de encontrarnos con Manolo y con Oscar, dos buenos amigos conquenses que conocen este río como la palma de su mano y nos dan los consejos justos para recorrer este coto. Desafortunadamente ellos no lo pueden pescar con nosotros y lo hacen en el tramo libre sin muerte. Siempre es de agradecer este tipo de hospitalidad lugareña, que evita que se comentan errores por desconocimiento y aunque nos hubiera gustado haber pescado juntos, lo tendremos que dejar para otra ocasión.
Ya ubicados el comienzo del tramo y una vez preparadas las artes, nos aproximamos al río para buscar las primeras posturas. El tramo tiene un caudal importante y a primeras horas transcurre bastante sombrío tapado por unas impresionantes paredes calizas en su margen derecha, donde supuestamente el sol acabará asomándose completamente. Se van viendo algunas pozas y otras tantas fuertes corrientes en los primeros metros. Orillas de intervalos despejados, con distintos accesos que permiten el vadeo, con mucho cuidado por la corriente, y con una vegetación media repartida a lo largo de todo el curso. De vez en cuando algún vado natural, te invita en sus remansos a dejar correr la mosca que atraiga a alguna pintona. A medida que vamos tomando posiciones, se empiezan a ver pequeñas truchitas entre las rocas del fondo del río en sus zonas más claras de estos primeros pasos.
Comenzamos a dejar derivar nuestras ninfas por esos fondos, donde también algún que otro barbo comienza a dejarse ver. Pronto tenemos la primera picada, se trata de una pequeña trucha, de librea especialmente clarita, que rápidamente es devuelta al agua.
En la próxima hora nos hacemos con tres capturas y habíamos recorrido unos 400 metros del acotado. No había un buen ritmo, pero al menos estábamos entretenidos. Suponíamos que a medida que el avanzase y el sol hiciera acto de presencia en el río, las capturas se sucederían más fácilmente, pues el ambiente estaba fresco y el agua fría.
Así fue, en las siguientes horas el río de torna más luminoso y aunque pocas, alguna trucha se deja ver comer en superficie en algunas eclosiones de pequeñas efémeras. Según vamos avanzando tenemos alguna que otra captura, algo mas seguidas que a primera hora. En el camino nos encontramos algunas tablas profundas que albergan algunas truchas de buen tamaño pegadas en el fondo, pero que astutas como ellas solas ni se inmutan al pasar por sus narices las imitaciones de ambos.
Para el medio día hay distintas eclosiones de efémeras y tricópteros, aunque los espacios no son muy amplios. Momentos que las truchas aprovechan para subir y dejarse ver bien, sobre todo cerca de las orillas, arropadas por la vegetación.
Es el momento de probar fortuna a seca, por lo que busco una postura idónea donde pronto veo algunas cebadas. Al tercer o cuarto lance, la mosca sube como una flecha a tomarla, pero me precipito y al clavar lo hago bruscamente y parto el terminal, dejando la mosca en la boca del pez. Aun así, me quedo con la escena, todavía visualizo la acción a cámara lenta en mi mente y me emociono.
Así más o menos terminamos esta primera jornada, una docena de truchas dieron testimonio del tesoro que guardan estas aguas que pronto volveremos a visitar. Esperemos que para entonces la seca sea la gran protagonista.
Texto y fotos: PescataMinuta