Este clásico escenario del río Porma presenta un aspecto magnífico para la práctica de la pesca, en un día que amanece inmejorable con una temperatura ambiente veraniega con 13°C, cielo despejado completamente y ni una ligera brisa de aire. Ideal para pescar a seca.
Comienzo a pescar el coto en la tabla de Los Curas a la altura de Villimer, que encuentra cubierta por un tupido manto de ocas florecidas que asoman a la superficie creando cientos de canalillos en el agua que sirven de escondite a las truchas. Los primeros rayos del sol asoman entre los chopos de la orilla derecha, cayendo sobre el agua y dejando ver el fondo de canto rodado. De momento no se ven peces, por lo que comienzo a sondear entre la vegetación con alguna pequeña ninfa ligera de peso para evitar enganches.
Pasan las 3 primeras horas y desde ese momento y en periodos discontinuos, se empiezan a ver las primeras eclosiones de pequeñas efémeras que incitan a las pintonas a subir a la superficie a comer bajo el resguardo de las ramas de los árboles que están orillados en los márgenes de la tabla. Aprovecho entonces para poner una pequeña imitación de Caenis en el final del bajo y probar fortuna en las cebadas que se estaban produciendo. En pocos minutos consigo clavar 3 pequeñas truchas que no logro capturar al enredarse entre la vegetación.
Desde ese momento y hasta la hora de comer se van acompasando algunas capturas más, tantas como 10 y otras tantas fallidas, con tallas pequeñas y medianas, pero todos preciosos ejemplares que presentan una bonita y clara librea. Algunas capturas las consigo entre los pequeños rápidos previos a las tablas que me voy encontrando.
Con el sol en lo más alto, se observa toda la majestuosidad del coto, aguas limpias y a la vez con un dorado oscuro, que mezclado con la verde ribera y el cielo azul, aún lo hacen más mágico.
Por el camino de subida del tramo, me encuentro algún que otro barbo de gran porte husmeando entre los cantos del fondo en busca de alimento. Uno de ellos pasa a escasos 2 metros de mi presencia en el centro de la tabla y ni se inmuta. Otras muchas truchas pequeñas van saliendo de sus escondites cuanto notan mi
presencia y a lo largo de las distintas tablas, se siguen cebando otras tantas bajo la cobertura de las orillas.
Por momentos la actividad de los peces se para, por lo que subo a la cabecera del coto para pescar en tablas con aguas más frescas y oxigenadas, ya que cerca se encuentra el aliviadero de la piscifactoría y está haciendo
bastante calor. Allí no se aprecian cebadas, por lo siguientes horas monto un tándem seca/ninfa para tentarlas con más probabilidades. En las siguientes 3 horas sólo consigo capturar otra trucha con ninfa en
una de las orillas bajo los juncos de la orilla, así que así doy por finalizada esta jornada de pesca.
En general el coto presenta un buen ambiente de pesca y el día elegido me ha sido muy propicio por la climatología y por las capturas. Puedo decir que mantiene una amplia y buena población de
truchas y que éstas son de una librea muy fina y clarita. Así pues me llevo un buen sabor de boca por todos los aspectos, incluida la tranquilidad, ya que apenas me crucé con otros tres pescadores y todos entre sí muy distantes y respetuosos.
Texto y fotos: PescataMinuta