El Tormes, ese emblemático río afluente del gran Duero que discurre por buena parte de la meseta Castellano-Leonesa, uniendo las provincias de Ávila, Salamanca y Zamora. Ese que hasta los años 60 era capaz de abastecer de agua a la población de varios núcleos urbanos y que a partir de esa época se partió para construir el embalse de Santa Teresa para asegurar dicho abastecimiento. Completando su trazado con el de Villagonzalo y el de Almendra ya cerca de su desembocadura. Si, ese mismo que queríamos que nos deparase alguna gran jornada de pesca esta temporada, no nos defraudó.
Elegimos permisos sobrantes para el Coto SM de El Chorrón, pues no había para Galisancho que era la primera opción. Aun así, El Chorrón también se presentaba como una opción más que interesante. Aunque extrañaba que quedaran sólo en ese coto siendo fiesta en Madrid, pues apuntaba a que no hubiera truchas, pese a tener información reciente bien contrastada.
Llegamos al Coto y lo primero como es menester era echar un vistazo al cauce. Lo hicimos en el límite inferior junto al refugio y donde pudimos apreciar con admiración la belleza de su cauce, aguas limpias y abundantes, con gran anchura de río en esa zona y mucha profundidad en el medio, lo que tan sólo nos permitiría vadear a unos metros de la orilla.
Nos apresuramos en preparar las artes y ya en acción de pesca, comenzamos a detectar cierta actividad de las truchas, en la orilla contraria bajo la frondosidad de los árboles. Los lances se van sucediendo tratando de llegar a los 8 ó 10 metros de distancia donde se producen las cebadas, pero con la dificultad de hacer rodados largos con casi dos tercios del vadeador sumergido en el agua.
Probamos en el límite inferior como una hora, hasta que decidimos comer algo antes de seguir subiendo río arriba.
A medida que vamos remontando el coto la actividad de las truchas crece y las cebadas son mucho más numerosas, aunque parecen ser truchas más pequeñas y en esos momentos además se producen cerca de nuestra orilla y en el medio del cauce, por lo que resulta más fácil tentarlas. A media mañana vemos como acuden otros pescadores al coto y poco después comienzan las capturas. Con algo de fortuna parece que acierto a poner la mosca del día, una pequeña efémera oliva-amarillo montada en un 16 es la que triunfa. En unos minutos consigo clavar 2 ejemplares pequeños. Mi hermano Miguel se había separado y adelantado probando en otras zonas del coto y cuando volvió para interesarse por mi situación, rápidamente se animó viendo que la actividad seguía y que las truchas iban saliendo.
Así llegamos al medio día, con una captura más del mismo tamaño y otras tantas fallidas, incluso un pinchazo a una de cierto tamaño, con la que rompí el bajo. Hicimos un descanso nuevamente para continuar remontando después el resto del coto.
Seguimos por encima de la primera isla, en una estupenda tabla de más de 500 metros que ofrecía un aspecto genial. Eso sí, más somera y con más vegetación en el lecho, conformando una gran alfombra verde con numerosas rendijas donde ocultarse los peces. Mientras Miguel subía aguas arriba al final de la tabla sin perdernos de vista, yo me quedé en el centro de la misma, tratando de pescar en las cebadas de algunas truchas que seguían comiendo arriba. Después de unos lances y viendo que eclosionaban pequeños tricópteros, cambié de mosca y monté uno en mi bajo. Fallé un par de veces, pero en el tercero conseguí clavar un buen y precioso ejemplar de unos 25 cm, del que no puede dejar constancia porque se me resbaló de las manos en las tareas de preparación para la foto. ¡La verdad, una pena!
Al poco me junté con Miguel, que me dijo que había clavado otras dos truchas pequeñas en los primeros lances al llegar a la zona media del coto. Y seguimos subiendo, con la intención de apurar las primeras horas de la tarde en busca de más actividad en la superficie, ya que habíamos decidido pescar toda la jornada con seca. Pero ya desde las 16:00 hasta las 18:00 la actividad se paró casi por completo, las truchas no se movían a nuestro alrededor y la vista del tramo era amplia.
Volvimos al principio y probar unos lances más por si allí las truchas seguían activas, pero aunque algún movimiento se veía, ya no era igual que al medio día. La sombra de los árboles, oscurecían mucho el tramo y dificultaba la visibilidad de las moscas en los lances. Pensando en que teníamos dos horas y media de viaje de regreso a Madrid, decidimos concluir la jornada y recoger equipos.
Así pues, podríamos calificar el estado del río de bueno, aunque hubiera sido mejor con menos caudal. En cuanto a población de truchas y actividad de las mismas, excelente, coincidiendo las horas centrales del día con las de más actividad. En general, un coto muy recomendable que a buen seguro nos volverá a deparar otros buenos y mejores momentos de pesca.
Texto y Fotos: PescataMinuta
Hola. Después de darle un vistazo a tu blog, decirte que también me gusta.
Ya tengo puesto el enlace en el mío.
Saludos.
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Gracias y buena pesca!
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Perfecto! Muy buen articulo 🙂
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Gracias!
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Me gustaria conocer el coto de pesca sin muerte del Chorron, he escuchado maravillas del coto y donde puedo conseguir dos permisos antes de que se cierre la temporada. ( gracias a las personas que hacen que se hable de este coto tan bien.)
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José Luis, si no me equivoco en la modalidad de SM se puede pescar hasta el 15 de octubre y en cuanto a los permisos puedes hacerlo vía internet con tu nº de licencia o telefónicamente en el 012 «permisos de pesca». Es muy buen coto, suerte.
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