Barbos a mosca en el Guadiana

Hacía días que me rondaba en la cabeza la idea de hacer una escapada al Guadiana en busca de los barbos y poder pescarlos a mosca. Por un lado porque desde octubre de 2011 no pescaba es este escenario y por otro por lo animado que me sentía tras los consejos de Carlos González del Rey en la presentación de su libro hace unas semanas. Por cierto, todo un experto pescador a mosca de esta especie, que ha conseguido transmitirme entusiasmo con su experiencia y conocimiento, como así demuestra en su publicación.

Y así fue, me presenté a orillas del río Guadiana el único día de la semana donde la climatología había dado una tregua, presentando un día al menos con más claros que nubes y sin viento. Llegué al río hacia las 11:30h, ya que no madrugué excesivamente como otras veces pues que pensaba comer allí y al menos continuar las primeras horas de la tarde.

Nada más llegar y bajando el valle hacia la zona de aparcamiento se podía contemplar como las últimas lluvias habían conseguido dotar de un estupendo aspecto primaveral a toda la zona. Algo impensable hace un mes escaso, pues precisamente esa falta de lluvia en general esta temporada había conseguido apagar los colores de esta estación del año.

Según preparaba el equipo de pesca, escuchaba a mis espaldas como los alburnos chapoteaban incansables en la superficie de algunos remansos del río entre los nenúfares. Algo que indicaban la plena actividad que tenían y lo que me hizo pensar en el festín que se estarían pegando sus posibles predadores: comizos, lucios y black-bass.

Comencé a moverme por uno de los ramales del río que se bifurca en dos en esta ocasión en la zona de la corriente. Desde lejos se divisaba a los barbos remontando la corriente en varios grupos y por encima de ellos muchos alburnos nadando alocadamente en todas las direcciones cerca de la superficie. Era el sitio, pero antes de probar con los barbos, probé con el black-bass montando algún streamer que suele dar resultado en otras ocasiones.

Durante una hora larga cambié dos o tres streamers, con distintas profundidades, tamaño y color, pero no logré activar a ningún bass. No lo llegué a ver, por lo que me dispuse a concentrarme en los barbos. Volví al primer punto y al segundo lance la Chernobyl Ant que había montado engañó al primer barbo común. Se trataba de un barbo común de 28 cm y que peleó lo suyo corriente abajo, intentando soltarse entre Barbos a mosca en el Guadiana (10)las piedras y la vegetación de los fondos. Realmente la pelea no fue excesivamente potente, pero si muy larga, se ve que por su juventud tenía mucho vigor.

Buen comienzo! parecía que la cosa prometía. Seguí una media hora más, hasta hacer una parada para comer, con la idea de buscarlos cerca del antiguo molino entre las corrientes y las tablas someras cercanas.

Proseguí cambiando la mosca por un bicho alado, imitando a un escarabajo y a unos 50 metros de donde clavé el anterior, observo 3 barbos tranquilos en la orilla contraria. Barbos a mosca en el Guadiana (9)Con mucho sigilo, pues ya se me habían asustado unos pocos, decido tumbarme y arrastrándome con cuidado consigo lanzar la mosca por encima de sus cabezas. Dos de ellos se asustan, pero queda el más grande y sigue tranquilo, así que vuelvo a lanzar y esta vez se lanza a por la mosca sin pensárselo. La clavada es perfecta porque estaba muy concentrado y comienza una gran pelea de unos minutos con otro buen barbo común de 41cm.

Estaba disfrutando, por lo que cambié varias veces de mosca, montando algunos bichos que había hecho hace tiempo con la idea de probar su efectividad. También probé hormigas de alas y algunas ninfas. Fue en uno de esos momentos, con una ninfa CD oreja de liebre con lo que conseguí clavar el tercer barbo de la jornada. Fue casi pegado al antiguo molino y similar al segundo, observando con menos precisión por la corriente del agua que una gran silueta estaba remontando la chorrera, cuando me agaché y nada más lanzar la ninfa el barbo se tiró a ella sin piedad. El latigazo fue tal que pensé que había partido. Pero no, el bajo aguantó. El barbó cambió bruscamente de dirección hacia la corriente aguas abajo, donde mi temor era perder la captura entre las rocas. Entonces  conseguí retenerle  y hacer que subiera al remanso.  Allí tras varias carreras, fue cediendo y una vez vencido logré cobrar una hermosa captura de un barbo comizo macho de 50cm.

Será una jornada de pesca inolvidable, ya que hacía años que no pescaba barbos  y lo había hecho siempre con cebo natural, incluso a mosca, montando pequeños asticot en anzuelos desnudos que ataba al tippet tratando de imitar pupas o larvas de insectos. También me había llevado algunas sorpresa insospechadas, como un comizo de 4 Kg pescado en un mes de enero con pez vivo, otro con jerkbait y otro con el mesocarpo de una naranja clavada en el anzuelo nada más caer al agua, !increíble!

Sin duda la pesca con mosca del barbo tiene mucho atractivo y como dice Carlos González del Rey, debemos aprender a valorar más algo que es nuestro y está presente en casi todos nuestros ríos.

Texto y fotos: PescataMinuta

Deja una respuesta

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.