Esta vez nos adentramos en la sierra norte de Guadalajara a las faldas del Ocejón en busca de algo de fortuna, tras la última escapada a Navalonguilla. En esta ocasión el escenario en el LSM del Río Sorbe a la altura del Puente de los Umbralejos en la GU-2011.
Hasta llegar allí, me quedé observando desde varios puntos del camino la majestuosidad del paisaje, con toda la Sierra de Ayllón al fondo y en especial los picos de Ocejón (2049) y Campo (1919), que pese a los pobres colores primaverales de esta típica época del año, presentaba un magnífico atractivo como siembre. Además en las cumbres quedaba nieve, por lo que dotaba de un bonito contraste la combinación de tonos del paisaje que se podía contemplar.
El día empezaba muy frío marcando el termómetro una temperatura de 2º C al borde la Dehesa cercana a las casas rurales de la zona. Por momentos había fuertes rachas de viento, y aunque la mañana comenzó con el cielo despejado, algunas nubes se acercaban por el norte a toda prisa.
Otra cosa era el río, los últimos días de lluvia y nieve habían hecho que bajase desbocado, frenético en los rápidos, aunque en algunas tablas por su profundidad y anchura estaba más tranquilo. Aun así, todo apuntaba que sería máxima la dificultad que ofrecería para pescarlo y allá que fui. Ya estaba allí y no iba a dejar de intentarlo, pese a reconocer que no era la mejor época del año.
Me dispuse a pescarlo desde La Dehesa aguas arriba hacia el puente de la carretera, pues hacia abajo, aún estaba más enmarañado y era imposible bordear sus orillas en busca de algunas posturas decentes. En general este río tiene pocos accesos para lanzar con mosca, pero hay accesos a algunas tablas que te permiten poder hacer algunos buenos lances con cierta precisión. Comencé en los rápidos sondeando el lecho del río con ninfa y algunas truchas pequeñas en las zonas más someras se podían observar, pero ni caso al engaño. Fui probando en varias pozas y remansos de los rápidos, pero sin suerte.
Decidí subir aguas arriba del puente donde recordaba de una buena tabla y las truchas que la poblaban hace unos años, sobre todo por saborear alguna captura segura antes del merecido almuerzo. Pero no hubo forma, aunque se dejaban ver por el fondo.
Tras el descanso, me preparé un tándem de ninfas algo más lastrado, para intentar tocar los fondos aun con el riesgo de perder alguna mosca. Volví a una de las pozas que queda pegada a pequeño viaducto del molino que aún queda en pie y por fin pude clavar la primera trucha, aunque quizás por el entusiasmo y los propios nervios de la picada, no tensé bien la línea y casi cuando la tenía a 1 metro de la sacadera, consiguió escapar. Que rabia!
Bajé hasta los rápidos que hay en la bifurcación que hay el río, donde pude ver desde la orilla una trucha casi parada en el fondo de la corriente. Con sigilo me acerqué y me escondí detrás de un árbol para que no se percatara de mi presencia, ya que no quería pisar el agua. Lance las ninfas un par de metros por encima y nada más pasar a su altura no se lo pensó y se lanzó a por una de ellas. Esta vez no cometí el error anterior y la clavé bien manteniendo hasta la misma orilla la línea tensa y medio cuerpo del pez fuera del agua. Por fin llegó el premio!
Se complicaba el día, con fuerte viento frío que erizaba la superficie del agua y las truchas se seguían resistiendo. Así que di por concluida la difícil jornada de pesca en el río Sorbe.
Habrá que probar a partir de junio a ver si el caudal a menguado y encontramos jornadas más apacibles y con más actividad de los peces.
Texto y Fotos: PescataMinuta
Que envidia! ¿A que te entró?¿Como era la ninfa?
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Llevaba un tándem de pequeñas ninfas, me entró a una cabeza plata tipo perdigón, igual que la primera truchs.
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