Coto de Chelo, río Mandeo 2014

Desayunaba en el bar Cruceiro a las 7:20h de la mañana donde retiraba el permiso de pesca sin muerte correspondiente a una jornada de jueves. Nancy me indica que es el día que menos permisos expide por ser sin muerte, pero que normalmente este coto los fines de semana está a tope de pescadores, debido a que aquí los pescadores de la zona se llevan las capturas, de ahí tal afluencia.

Ya en el río, en el aparcamiento junto al Centro de Interpretación doy una vuelta a los alrededores para ver como viene el río y me quedo un rato observando desde la misma pasarela de cruza la represa. Veo cuatro reos de buena talla en la zona más somera que se distinguen bien entre el fondo más claro, justo debajo, en el centro del río en un remanso de una poza, observo la silueta oscura de un buen ejemplar de salmón.

El día bastante nublado a primera hora, habían dado alta probabilidad de lluvia en la previsión del tiempo en las primeras horas, por lo que había que prepararse el chubasquero. Ataviado y equipado, me dispongo a examinar donde empezar, pero con tranquilidad voy observando en la calma del amanecer y el primer tablón, como se ceban las truchas y de vez en cuando algún reo. Las truchas son pequeñas pero están muy despiertas y se ceban constantemente por todos los lados, en cuanto a los reos también muy activos en la superficie, incluso de vez en cuando salía alguno saltando completamente fuera del agua.

Así tras 10 minutos de observación, me meto en el río justo donde en la cabecera de la tablona, donde el río comienza a estrecharse. El agua me llega hasta el pecho enseguida, por lo que no avanzo más y tratando de salvar la dificultad de lance con los árboles que tengo a mi espalda, me dispongo a poner la mosca en las cebadas que voy localizando. Pronto clavo dos truchas pequeñas que no se resisten a la Ignita, bonitas y de colores intensos. Pero los reos no quieren esta mosca, por lo que cambio a una efémera de Baetis en CDC. Aunque tampoco obtengo ningún resultado, los reos se ceban pero rechazan la mosca justo en el último momento. Sólo veo efémeras en el río, pero aún así decido cambiar al tricóptero atando un tono verdoso y de alas gris clarito. Poco después hago un lance preciso y una posada a escasos centímetros de un ejemplar muy activo y es entonces cuando despierto el interés del primero, tomando la mosca de forma totalmente franca. Qué imagen y que lucha, un buen ejemplar por encima de los 40cm, comienza una gran pelea, saliendo del agua y tratando de soltarse hacia el fondo. Le dejo cancha y línea en sus estampidas, pues tira fuerte y llevo montado un tippet del Ø14mm y otras veces había partido el terminal. Por momentos logro acercarlo a mi posición para meterlo en la sacadera, pero no soy capaz y está muy entero y le tengo que dejar más recorrido. Pero finalmente en otro arrebato, soltarse llevándose el terminal al partir el nudo.

Esta vez, me lo tomé mejor y aunque había perdido una interesante captura, eran solo las 9:00h de la mañana, por lo que quedaba mucho día.

Comenzó a llover, una lluvia fina pero abundante que me obliga a salir del agua pues no se apreciaba bien el agua y además con chubasquero y todo me estaba empapando. Aprovecho para asomarme al Centro de Interpretación, que estaba abierto y conocer más sobre el entorno. Muy recomendable esta visita por cierto, aunque fue muy por encima. Aprovecho este parón para comer algo y cambiar el terminal, dejándolo un poco más corto y en un Ø16mm que me ofreciera más resistencia.

Paró la lluvia y retorné al río. Comencé a subir el río, buscando otros apostaderos, la intensidad de las cebadas había bajado, y alguna se notaba ocasionalmente.

Quería evitar pescar al agua, pues es un río algo abrupto y difícil de vadear por su fondo de rocas escurridizas, lo que machaca bastante durante toda una jornada, por lo que pretendía ser selectivo en los lances.

Durante la siguiente hora y habiendo remontado unos 400 metros, consigo tres truchitas más, manteniendo la emoción y la concentración en todo momento. Llegando a un pozo perfecto para el salmón con gran chorro en la cabecera que vierte en aguas más profundas. Idóneo para ninfa, pero decido probar con el tricóptero en las aguas más movidas. Estando en esa postura, observo como un gran reo se ceba a unos 5 metros de mi posición en la orilla contraria bajo el ramaje. Había que poner la mosca con un lance horizontal, ya que las ramas estaban pegadas  a la superficie y en un claro estaba el reo. Tras varios intentos y un par de enganches, consigo poner la mosca en el lugar idóneo, pero el reo no se inmuta. Cambio de color y pongo otro rojizo que me lleva dando muy buenos resultados. Tras un primer lance de tanteo, consigo ponérselo un metro por encima y de nuevo el reo toma la mosca rápidamente sin miramientos. De nuevo presenta batalla, dirigiéndose como un misil hacia la corriente, le aguanté bien y confiaba que el bajo aguantaría también, por lo que le forcé algo más que al primero. Se resistía a ser capturado y un par de veces saltó del agua, era increíble un buen ejemplar. Cuatro minutos después acabó en la sacadera, pudiendo contemplar ahora con tranquilidad toda su belleza. Medía 46 cm y era precioso, un gran pez sin duda.

Hacia las 11:30h el caudal del río subió bruscamente, pues estaban soltando agua de la presa de Zarzo.

Seguí avanzando y localizando otras posturas interesantes, por encima de la zona de alevinaje, logré otro par de truchas una de ellas mediana.

A la altura de antiguo balneario, decido hacer un descanso, era mediodía y tocaba comer y reponer fuerzas.

Pese a ser jueves, la zona está transitada entre ciclistas y grupos de paseantes. Es mediados de agosto y hay mucha gente por los alrededores de vacaciones y el curso ofrece sendas interesantes durante buena parte de su recorrido hasta la Central de Zarzo aguas arriba.

Tras el merecido descanso y cuando estoy preparándome para proseguir la pesca, me encuentro con Manu Sánchez de nosolomosca.blogspot.com con el que intercambio una agradable charla de pesca y de este tramo. Venía pescando aguas debajo de mí y me pidió permiso para adelantarse por encima y continuar la jornada. A partir de ahí no le volvería a ver. Antes me mandó saludos para mi compañero habitual por estos lares y gran amigo José Mariño que por una fatalidad del destino se encontraba lesionado y no me pudo acompañar esta vez. Aprovecho para enviarle un fuerte abrazo y espero que se recupere pronto y pueda disfrutar nuevamente con estos peces.

Llego a una gran tabla que tiene tres moles de piedra al final de la misma delimitando la zona más profunda y ya a lo lejos diviso en la orilla contraria como se están cebando algunos reos. Pero llegar a lanzar a esa distancia es complicado por lo que decido situarme en oblicuo y desde una roca en forma de plataforma elevada. Desde allí veo como se ceban dos reos casi a la vez, están situados a escasos tres metros uno del otro. A pesar de la distancia, consigo llegar y poner en condiciones óptimas  la mosca delante del primero, dejándola discurrir aguas abajo para tentar al segundo en el mismo lanzamiento. Tras varios intentos no logro despertar su interés, por lo que cambio de mosca y pongo una pequeña hormiga de alas. Pero esta vez la suerte me sonríe y el segundo reo toma la mosca con total naturalidad, dejando ver enseguida su librea plateada a distancia luchando por soltarse. Y aquí viene la escena del día, que de haberla filmado hubiera sido trending topic, imaginaos en medio de un gran tablón de aguas oscuras y entorno tranquilo, un gran pez plateado saltando casi dos metros del agua prendido en la línea. Eso es lo mejor que pude ver al reo, ya que como en el primero de la mañana, no logré capturarlo y duró prendido un par de minutos, rompiendo el Ø16mm. Por lo que pude apreciar superaba con creces los 50cm, era muy hermoso y no lo puede saborear gráficamente. Aguanté un rato más en esa misma tabla y capturé dos truchitas más en lo más somero.

Proseguí el recorrido llegando a superar la segunda zona de alevinaje, donde encontré otra tabla enorme de orillas profundas, pero esta vez no había actividad alguna, por lo que tras unos lances decido cambiar. Eran ya las 19:30 y decido volver al comienzo de Chelo con la intención de apurar lo que quedaba de tarde allí hasta el sereno y probar de nuevo por si algún reo más había entrado en el río.

En el camino de regreso me encuentro con otro pescador, pegado a la orilla y casi escondido, con el que comento la situación. Era de Cuenca y la primera vez que lo pescaba, le indiqué hasta donde lo había pescado, pues no sabía qué hacer si subir o bajar y proseguí mi camino.

Para cuando llegué al comienzo había varios visitantes en la zona, familias con niños que curiosos me preguntaban que se pescaba aquí.

Volví a la posición exacta y traté de localizar peces, pero no había nada. Poco después bajo a mi altura pero en la orilla contraria el pescador con el que había hablado media hora antes. Desde donde pudimos conversar algo más.

Poco a poco se empezaron a ver a las truchas subir a comer arriba y de vez en cuando algún reo hacer lo propio bajo la cobertura de los árboles en la orilla de éste. Pero estaban demasiado ocultos y no había acceso para tratar de tentarlos. El otro pescador lo intentó en varias ocasiones sin éxito, pues se quedaba corto o se enganchaba.

La tarde caía y la actividad aumentaba. Yo metido en el río hasta el pecho, lanzaba a las cebadas que mejor me pillaban desde mi posición, en dirección al centro del río. Logré clavar un trucha más, pero se escapó. Estuve así un buen rato, desde donde también podía observar las distintas cebadas de reos que tenía el otro pescador a su altura, pues para mi estaban infinitamente lejanas.

Y llegó el momento, eran las 21:20h de la tarde y veo como en el centro del estrechamiento de la tabla se ceba un reo. Lanzo con la hormiga de alas a su posición varias veces sin éxito, y casi cuando estoy a punto de salir del río hago un último lance con el consigo clavarle. Cerca de nosotros en mi orilla, estaba el guarda que se percata de la circunstancia y se acerca hasta mí, indicándome que se trataba de un gran reo, porque lo veía desde la orilla brillar bien. Durante la pelea, no paraba de animarme para que lo pudiera sacar. Tras unos intensos minutos de poder a poder, consigo acercarlo a mi posición para introducirlo en la sacadera. Era otro hermoso pez de 49 cm, que venía muy entero y que manipulé con mucho mimo para hacerle unas fotos, a las que me ayudó Guarda amablemente, para después ser devuelto de nuevo a su medio.

El propio guarda, me decía que se trataba de una buena hora, así como el amanecer. Me insistió a que apurase hasta las 22:00h, pero decidí dejarlo aquí. Estaba cansado pero muy satisfecho de la jornada.

Otro año volveré con la sana intención de volver a pescar en estas aguas y estos peces tan maravillosos que tiene el río Mandeo.

Texto y fotos: PescataMinuta

2 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Jose dice:

    El coto del Mandeo tiene lugares excepcionales, pues yo pasaba largas temporadas con el mejor conocedor del coto. Sin duda me quedo con la parte alta, pues permanece más virgen que la zona inferior.
    Espero que cuando vuelvas, puedas disfrutar de los muchos tesoros que oculta.
    Saludos

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    1. Gracias Jose por tus comentarios. Espero volver como otras temporadas y disfrutar como dices de sus tesoros. Saludos

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