¿Quién dijo fácil?, ante la creencia mayoritaria de los aficionados que piensan que los cotos intensivos no suponen dificultad alguna para el pescador, hay mucho que decir sobre ello y concretamente este coto supone un desafío importante para el aficionado más experimentado. No en vano, hay ingredientes que a veces, como en nuestra última salida, se manifiestan de forma lógica en la temporada y te hacen pasar una jornada inolvidable. Nos referimos a caudal del río a estas alturas de la temporada y en la zona donde se encuentra el coto, zona de alta montaña y con nieve en las inmediaciones.
El día amaneció algo cubierto, fresco para lo que había sido el día anterior donde se habían rozado temperaturas de 28ºC y con viento en las primeras horas. Aun así, el río caudaloso ofrecía una tranquilidad absoluta como de costumbre para la práctica de la pesca a mosca.
Y así nos dispusimos a preparar nuestros equipos para una jornada prometedora.
En la tabla del curso bajo de tramo III, no se apreciaba ninguna trucha a simple vista como ocurre en otras épocas donde el río lleva menos agua, por lo que tras unos minutos de observación del entorno y de la actividad, comenzamos a montar nuestras ninfas buscando a las truchas en el fondo. Y así fue, a los pocos lances algún ejemplar llegué a clavar con las cabezas doradas, pero sin éxito de captura porque rápidamente se soltaban. Tan sólo se podían apreciar las libreas de los peces brillar en la lucha, donde aparentemente las tres primeras fueron truchas arcoíris y la última una fario.
Al poco tiempo Miguel clavó una hermosa trucha, grandísima, pero peleona. Pero igual, cuando se preparaba para coger la sacadera la trucha se soltó. Una pena! era un bonito ejemplar. Es lo que tiene usar anzuelos sin muerte, tienes que tener la captura más tiempo en tensión y es más difícil cobrarla.
Nos dispusimos a almorzar, pensando y comentando las recientes oportunidades sin fortuna que se nos habían presentado.
Y continuamos remontando el tramo, poza a poza y tabla a tabla en busca de algún otro ejemplar. Sería en una tabla hacia la parte central del tramo cuando otra arcoíris se clava en un perdigón y por fin soy capaz de capturar. Cuando acto seguido otro ejemplar de mediano tamaño vuelve a ser engañado. Cambio de tabla y en uno de los cortados vuelvo a probar fortuna y clavo otra arcoíris y una fario alevín. Parecía que por la hora que era cerca del medio día, las temperaturas provocaban una mayor actividad y la suerte nos empezaba a sonreír.
Pero para finalizar la jornada Miguel tuvo el privilegio de clavar las dos mejores capturas del día, en la zona superior del tramo. Dos bonitas fario clavadas con ninfa cabeza dorada y cola de faisán amarillo. Un buen premio para una jornada «máster», sin duda.
Texto y fotos: PescataMinuta