El Cañón del Río Lobos

Se trataba de una escapada de un fin de semana por la provincia de Soria, con el fin de ver el famoso Cañón del Río Lobos, algunos Castillos de la zona y la Laguna Negra. No estaba planificado, ni siquiera habíamos reservado previamente el alojamiento.

Bueno, se trataba de ir a la aventura, algo más confiados y tranquilos que otras veces, ya que normalmente habíamos organizado estos detalles. En este caso creíamos que no tendríamos problemas de hoteles, hoteles y casas rurales.

Comenzamos el recorrido por Berlanga de Duero, donde contemplamos su famoso Castillo y su conjunto histórico con su Colegiata.

Continuamos visitando el centro histórico de Burgo de Osma, con su hermosa Catedral y su Plaza Mayor.

Tomamos dirección a Ucero para poder ver el Cañon del Rio Lobos y aunque llegamos con pocas horas de luz, al menos pudimos dar una vuelta por los alredores y contemplar desde un mirador una parte de su majestuoso y templario recorrido.

Con la intención de dormir en Soria, desde Ucero pusimos rumbo hacía allí. Pero la sorpresa fue que no había plazas en ningún hotel. Algo desesperados y probamos suerte en Almazán y allí de una forma milagrosa encontramos 2 habitaciones en una pensión.

La cuestión era que durante esas fechas Soria reune en su provincia a un gran número de visitantes de toda España, en buscas de sus preciadas «setas«.

Nuestro desconocimiento de esta circunstancia nos hizo pasar un mal rato, aunque luego nos reímos a lo grande.

A la mañana siguiente, continuamos con nuestra ruta, con la idea de ver Vinuesa y su Laguna Negra. Pero observamos a la salida de la ciudad algo que aún recordamos, y es que estaba toda la carretera junto a los pinares, repleta de vehículos aparcados a ambos lados como si se tratara de una romería. Todo el mundo en busca de níscalos, ¡era una locura!

Así que aprovechamos unas horas para buscar también setas.

No teníamos cestos ni útiles para cortar, así que improvisamos. Al poco rato ya teníamos un par de bolsas repletas y eso que sólo cogíamos las olvidadas por los profesionales. Era el momento de proseguir nuestra marcha a Vinuesa.

Visitamos el pueblo y los alrededores, pero ya veíamos setas por todos los sitios y también las cogíamos. Terminamos nuestro recorrido en la Laguna Negra.

Así que puedo afirmar que fue una aventura total, ya que si lo programamos, no sale igual. Será algo que recordaremos siempre.

Texto y Fotos: PescataMinuta, noviembre de 1999

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