El fuerte calor de mediados de julio hacía acto de presencia un verano más en casi todo el país. Los días y las noches estaban siendo insoportables. Por otro lado se acercaba el descanso vacacional, en el cual no pesco, por lo que me apetecía salir al río, en algún escenario escondido de montaña.

Elegí el Tajo, en una zona donde los bañistas y piragüistas no suelen asomarse, por lo lejano y poco accesible que está. Y en eso acerté de pleno.

Ya en carretera, no podía faltar la parada obligatoria para hacer un suculento desayuno, que me permita aguantar toda la jornada. Es ya una costumbre cuando voy sólo, como era el caso.

A pie de río, se observa un caudal ideal y un agua transparente turquesa, como suele ser habitual cuando en semanas no ha habido tormentas. En los alrededores, algún buitre sobrevuela entre los macizos y las cigarras resuenan incesantes en todo el valle.
Ya con el equipo montado y totalmente ataviado, me dispongo a arrancar y lo hago al comienzo de una larga tabla de corrientes y profundidad moderada. No veo ninguna ceba, pero se que esas aguas tienen siempre truchas. Y en efecto, en los primeros 10 metros, una buena trucha sale de entre mis pisadas y otra sube a la mosca con rapidez, la cual se suelta rápidamente.

La cosa empieza bien, no esperaba que tan pronto diera con algún pez, por lo que me dio el subidón. Pocos metros después, observo las primeros tricopteros en superficie y pronto también, las primeras cebas. Tenía una rhitrhogena en un #18 y parecía que gustaba, pues otra trucha, esta vez más grande toma la mosca muy repentina pero tambien franca.

Al final de la tabla, donde empieza el pozo y las corrientes son más rápidas, lanzo la mosca por debajo de las espumas y delante de las rocas hundidas, donde se forman las vadinas. A las pocos lances de punta, levanto 3 truchas, pero sólo logro 1 de ellas.

La siguiente tabla, me obliga a andar por la margen derecha, pues a izquierdas es profunda. No es tan larga, y a final de ella me hará salir del río por el gran pozo que se forma y que es infranqueable. Veo una trucha puesta en la superficie, no se ceba, pero inquieta, nada de un lado para otro, persiguiendo y acercándose a todas las pequeñas hojas que bajan por la superficie. Es lanzarle la mosca y se lanza a por ella como loca. No es un gran pez, pero su bravura dificulta meterla en la sacadera.

A partir de aquí, todo cambia radicalmente. El cielo se nubla y rachas de fuerte viento hacen acto de presencia. Una tormenta se asoma por la zona. Empieza a ser difícil lanzar y la superficie del agua se riza y llena de ramas y hojas de la ribera.

Decido hacer un receso, en la entrada de un arroyo, a ver si la cosa es pasajera y luego puedo continuar. Cierto es, que no daban tormentas cuando consulté la meteorología, pero no me extrañó por el calor que estaba haciendo.

Salí del río y andé por el camino aguas arriba 500m buscando una curva que posiblemente por su orientación, estaría más resguardada del viento. Y lo estaba, me volví a meter y pude pescar otra trucha más. Pero a la media hora, volvió el viento y poco después se puso a diluviar con mucha fuerza. En unos minutos me empapé y el cielo se oscureció por completo. Entre rayos y truenos fui caminando hasta una especie de cueva que había en el camino, donde traté de refugiarme.

Tras una larga espera, decidí mojarme más, pero para ir al aparcamiento, subir al coche y abandonar el escenario.

De vuelta en carretera, paré al lado de una parada de autobús, donde resguardado pude cambiarme y guardar el equipo adecuadamente.
Así, terminó una prometedora media jornada de pesca evitando el calor, con un buen remojón de agua de lluvia.


me están llegando estas historias de hace un par de años y yo encantado de leerlas.Es como estar ahí sobretodo que ya mis salidas han disminuido bastante,un saludo Alberto
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Pues sí Alberto, no son actuales, porque he tenido el blog un poco abandonado y estoy retomando la narrativa. Espero que sigas ahí conectado como siempre. Mil gracias!
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Gracias por tu articulo. En que zona estuviste exactamente
Saludos
Jose
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Huertapelayo
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