Un pequeño homenaje a nuestro barbo común (Luciobarbus bocagei), tesoro dorado que puebla nuestros ríos.

Tratándose de una de las especies predilectas del pescador a mosca en los últimos años, quizás por su irregular comportamiento a la hora de tomar la imitación, así como su fortaleza en la arrancada y pelea cuando se siente prisionero, le hace ser uno de los peces más deportivos de nuestras aguas fluviales.

Aunque durante todo el año es fácil encontrarlo en nuestros embalses y tramos medios de nuestros ríos, mediada la primavera y hasta principios del verano, empiezan su frenético remonte río arriba, donde comenzar el desove y depositar en zonas del río con corrientes oxigenadas y grava los casi 60.000 huevos que pueden llegar a poner. Es la época del apareamiento de la especie y con ella todo un baile y carreras para el cortejo. La mayoría de los machos aguardan en posición a que las hembras pasen a su lado insinuantes, a la que el macho persigue hasta lograr su objetivo. A veces se ven peleas con otros machos para conseguir su propósito.

Es fascinante contemplar esta actitud del barbo en pleno cortejo y como incluso en ocasiones deja de prestar atención al entorno, mostrándose distraído, lo que permite acercarte lo suficiente para conseguir este tipo de tomas, que en otra época es casi imposible.

Espero que os guste!

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