Un día cualquiera de barbos a mosca, en el que la gran sorpresa es el ataque de un gran siluro que se «zampa» al barbo que previamente había capturado con la ninfa y que se queda prendido en el escarabajo montado en el tándem. El siluro estuvo prendido durante 12 largos minutos, sintiendo algún ligero malestar en la boca, donde lo único que pude hacer fue contenerle o sujetarle mientras se movía lateralmente. En dos intentos lo pude aguantar pero al tercero el anzuelo no aguantó y se desprendió. Era de esperar y si cabe, lo menos malo que podía pasar, teniendo en cuenta el equipo que llevaba: Caña y línea #6, bajo 2x y anzuelo RIB9210 #14.
Terminé con el brazo hecho migas, pero la experiencia fue increíble pese al resultado. Desde aquí agradezco a Manuel Cano su inestimable colaboración en la filmación del momento y ser testigo de la anécdota de la jornada.
Caramba…!!! vaya tela con tu sesión de pesca barbosilurera 😉
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Sorpresas que tiene esto!! 😜
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