Estamos a primeros de marzo y estos días luminosos y de temperaturas estivales que estamos teniendo, se prestan a buscar los primeros barbos que puedan estar por la labor de caer en nuestros engaños.
Me lo tomo a modo de paseo, tratando de pescar a pez visto, localizando peces que puedan estar a tiro. Con mucha calma y paciencia oteo ambas orillas del río, poniendo todos los sentidos en cualquier movimiento o silueta que pueda apreciar en las zonas más someras y con más claridad.
Aún es pronto, pero pronto estas aguas al igual que en otros ríos, contemplarán como nuestros amigos los barbos comienzan el remonte buscando fondos adecuados para la freza. Será momento de dejarlos tranquilos, pero mientras esas fechas llegan, debo aprovechar cualquier oportunidad para poder pescarlos a mosca.
Las aguas aún están muy frías, sin ser excesivamente caudalosas, comparado con otras temporadas. Una ninfa de oreja de liebre con cabeza dorada aguarda ser lanzada al agua a probar su suerte.
Llegan las primeras oportunidades y después de un par de rechazos, finalmente toman la ninfa y me dan unas buenas carreras corriente arriba. Están fuertes, muy fuertes, sin ser grandes las arrancadas son frenéticas y ofrecen mucha resistencia.
Voy combinando zonas de aguas más lentas con chorros rápidos y en cualquiera de los casos los barbos van tomando el engaño.
Observo alguna ceba a superficie, por lo que paso a modo foam y con un escarabajo consigo capturar un par de ellos, eso sí, después de un buen rato de intentos y algún fallo de precipitación.
La jornada no ha estado mal, recuerdo otras temporadas mucho peores, con varios bolos, o como mucho uno o dos peces. Esta vez, ha habido suerte y quizás los peces han estado más por la labor.
Lo cierto es que ha sido un gran comienzo y muy entretenido.
© PescataMinuta
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