El otoño avanza rápido y con el cambio de hora los momentos para pescar barbos a seca son mucho más selectivos, siendo las horas centrales del día las más idóneas,
aunque no las únicas. Las mañana son frías y les cuesta dejarse ver en el río, por lo que hay que aprovechar los momentos más cálidos, cuando las temperaturas suavizan
el ambiente y los peces se muestran más activos. Por la tarde la oscuridad pronto aparece y las temperaturas caen y hacen que la actividad cese notablemente.
En estos días y sobre todo en los más calurosos, se ven grupos de peces nadando por casi todas las tablas de corrientes lentas, puntualmente alguno cruza una corriente, pero no es normal localizarlos en ellas.
A la hora de presentarles las moscas, engullen confiados prácticamente todo lo que les cae desde la superficie, aunque en alguna ocasión rechazan en el último momento golpeando con la cabeza la mosca o con su aleta caudal en un rápido giro.
Bichos de foam en general: hormigas, saltamontes, escarabajos, libélulas, avispas, chernobyl ant, …etc. Son las que suelo usar y puedo asegurar que todas funcionan. Es más, a veces no es necesario ni cambiar de mosca.
Hace un par de semanas pude disfrutar de una magnífica jornada en la que con una buena aproximación sigilosa y colocándoles la mosca un metro o metro y medio delante a esos paseantes que deambulan confiados, toman el engaño totalmente
franco. La pena es que tras la pelea con el chapoteo del agua y las sacudidas en las piedras del fondo se espantan el resto del grupo, por lo que toca esperar unos minutos a que vuelvan a verse confiados.
En estos lances perder alguna mosca, parte del terminal o incluso del bajo, es lo más habitual cuando los pescas en zonas someras del río donde abundan piedras poliformes con las que chocan sus lomos y labios para tratar de liberarse.
Son peces muy luchadores y ofrecen mucha resistencia, poniendo nuestros equipos a prueba aunque los peces no sean excesivamente grandes. Cuando parecen que están
agotados y ven que los vamos a capturar en el momento de acercarlos a la orilla, pegan sus últimos tirones y carreras tratándose de liberar.
Afortunadamente todos ellos vuelven como siempre a su medio, para que su ciclo continúe y los podamos ver nuevamente en la primavera y en próximas temporadas. La vida debe continuar!
Sin duda son momentos memorables que a todos nos gusta recordar y contar. Por eso me gusta dejar siempre algún testimonio gráfico que transmita estos detalles.
Volveremos a vernos amiguitos!
© PescataMinuta 2016
Este año no he encontrado el momento para ir a por ellos. Me falta una masa de agua calma como la que pones para disfrutar con ellos, y el río al cual voy este año creo está batiendo todos los records de estar en modo «chocolate». Pero me has motivado con tu entrada, a ver si este finde baja un poco mejor y ellos están por la labor. Que magníficos que son 😉
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Pues ánimo Ferran, aprovecha que nos queda nada, está empezando a helar y se empiezan a resguardar, lo que dificulta su localización.
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Ahora no me pongas nervioso… 😉
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jeje!
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