Un día perfecto para pescar. Las primeras lluvias han llegado esta semana y las hormigas de alas están por doquier. Ya desde primera hora el río Lozoya muestra claramente la actividad de las truchas en la superficie, cebadas constantes con algún salto, hacen
presagiar una interesante jornada.
Rápidamente preparo equipo y moscas, eligiendo precisamente una imitación de hormiga de alas para empezar y pronto la primera trucha sucumbe a la imitación. Otras capturas se van sucediendo hasta que una de ellas de gran tamaño rompe el bajo y me hace cambiarlo y su vez de mosca.
Pruebo con tricópteros, con el mismo resultado, las truchas están muy activas y casi cualquier cosa que cae en la superficie les llama la atención, con muy pocos rechazos. Lo interesante es que casi todas las capturas se producen a pez visto, por lo que la belleza y sensaciones que transmiten las picadas son inexplicables.
Recorro casi todo el coto, no entreteniéndome demasiado en cada postura, 4-5 lances como mucho, seleccionando además las posibles capturas a pez visto, lo que me permite afinar técnicas y probar todo tipo de moscas. Quizás sea la jornada perfecta para hacer pruebas con moscas que no me convencieron en su montaje y que tienen que demostrar si funcionan bien.
Desde la presa de pinilla, donde hay menos peces, hasta las tablas del aparcamiento, pasando por las profundas y grandes tablas aguas abajo del puente peatonal, lo recorro hasta el encajonamiento que se produce a la altura del Puente Canto, donde el precipicio y el barranco que origina la hoz del río, lo hacen intransitable.
En cualquiera de estas zonas, se producen capturas, pero las más interesantes por tamaño y localización de los peces, se dan en las grandes tablas aguas debajo de la curva que hace el río hacia la mitad del coto.
Tras el almuerzo y merecido descanso en un restaurante de la entrada del Pueblo de Lozoya, hacia las 17:30 regreso al río, pensando en ser aún más selectivo en las zonas que había vadeado y pateado por la mañana y en los peces a pescar. Elijo la caja de pequeños dípteros, que en otros escenarios me han dado buenos resultados y me dispongo a probar suerte.
Observo que las truchas más grandes, todas de repoblación, están en las orillas, bajo la cobertura de las ramas de los árboles y sólo en las zonas más sombrías. Por lo que la dificultad en los lances es importante. Me sitúo aguas adentro del río y en diagonal a una de las truchas que permanece casi inmóvil a medias aguas, con la idea de lanzar varios metros de su posición para salvar las ramas que adentran desde la orilla contraria y evitar enganches. Cuando observo que la trucha se acerca a la mosca cuando pasa delante de ella, rechazándola en el último momento. Vuelvo a realizar el mismo lanzamiento y la trucha repite el mismo movimiento, hasta que en el tercero no se resiste a tomarla y consigo capturarla. Se trata de un buen ejemplar de 39 cm, con manchas grandes rojiblancas y librea oscura, posiblemente lleve algún tiempo en el río.
Los mosquitos dieron buenos resultados, permitiéndome capturar varios ejemplares de cierto porte en el resto de la jornada y con los que puede disfrutar enormemente.
Una vez más el río Lozoya y este coto concretamente, vuelve hacer las delicias de cualquier aficionado a la pesca con mosca, cumpliendo con creces con mis pronósticos.
Texto y fotos: PescataMinuta