No es cierto que la Pesca a Mosca se practique sólo desde hace algunos cientos de años, actualmente se tiene noticias de que la pesca con señuelos que asemejan insectos, u otros animales de los que los peces se alimentan, es más antigua de lo que parece. Estos son algunos textos que tratan sobre este tema:
- Siglo III Claudio Eliano “De la naturaleza de los animales”
- 1496 Dama Juliana Berners ”Treatyse on Fysshynge with an Angle”
- 1539 Fernando Basurto ”Tratadico de Pesca”
- 1624 Juan de Bergara “Manuscrito de Astorga”
- 1651 Thomas Barker ”The Art of Angling”
- 1653 Izaak Walton “The Compleat Angler”
- 1825 Luis Peña “Manuscrito de Luis Peña”
- 1881 Dr. Henshall “Book of the Black Bass”
- 1886 Frederic M. Halford “Floating Flies and How to Dress Them”
- 1889 Frederic M. Halford “Dry Fly Fishing in Theory and Practice”
Egipto y China
En Egipto, dos mil años antes de Cristo ya pescaban con caña, como lo demuestran pinturas y bajorrelieves encontrados en una de sus tumbas, donde observamos claramente entre las distintas artes de pesca, como redes y líneas de mano, a un pescador con una inconfundible caña de mano sacando un pescado. Posiblemente el futuro nos traerá importantes sorpresas sobre las verdaderas raíces de la pesca con moscas artificiales. Algunas pueden provenir de la China donde se practicaba siglos antes que en Macedonia.primeras menciones de la pesca con mosca, citadas en antiguos escritos orientales, se remontan al parecer a 2000 a.C. durante el período de la dinastía Shang, en donde se menciona el uso de anzuelos cubiertos con plumas de martín pescador para engañar a ciertos peces.
La primera referencia escrita a la pesca con mosca en la historia de la que se tiene conocimiento es la de Claudio Eliano, escrita probablemente alrededor del 200 d.c. Claudio Eliano nació alrededor del año 170 en Preneste, donde más tarde ocupó un puesto religioso, muriendo alrededor del año 230. En algún momento se convirtió en alumno de Pausanias de Cesarea, que le enseñó la retórica, y como también era un buen estudiante C. Eliano aprendió excelente griego ático. Más tarde estudió historia bajo el patrocinio de la Emperatriz Julia Domna.
A pesar de su interés por lo exótico, C. Eliano no era un viajero y pasó la mayor parte de su vida en Roma, que le dio un fácil acceso a las bibliotecas que necesitaba. Una vez se jactó de que nunca había estado fuera de Italia, nunca había estado a bordo de un barco y no sabía nada del mar. Una declaración que parece bastante fácil de creer después de haber leído sus obras. C. Eliano pone sus conocimientos de griego a buen uso al escribir y sacó una amplia gama de obras de referencia: su principal fuente ha sido identificada como Pánfila de Alejandría, aunque también se sabe que puede acceder a una gran cantidad de otros importantes escritores como Demócrito, Herodoto, Plutarco y Aristófanes.
En el volumen diecisiete “De la naturaleza de los animales”, C. Eliano mezcla observación personal con los hechos, la leyenda y la fantasía extraída de autores anteriores, saltando al pasar ideas como un hombre sediento, con el resultado con poco orden en el trabajo. Su libro intencionalmente carecía de estructura y contiene errores frecuentes, muchos de las cuales C. Eliano podría haber eliminado con muy poco esfuerzo, sus creencias como que las cabras pueden respirar a través de sus oídos. Sin embargo, el libro es puro entretenimiento por lo que el autor no vio ninguna razón por la cual no debe discutir los elefantes en un suspiro, y los dragones en el siguiente. Deberíamos estar contentos de ello, porque en el curso de su frenética carrera a través de toda la naturaleza C. Eliano por casualidad escribió estas líneas inmortales:
«He oído hablar de una forma en que los macedonios capturan peces y es ésta: entre Bórea y Thessalonica cruzan los rápidos de un río llamado Astraenos, y en él los nativos utilizan pedazos de pieles moteadas, que cuya denominación sería mejor preguntar a los macedonios. Los peces de esa región, se alimentan de una mosca peculiar de ese país, que flota sobre el agua del río. Esta mosca, no se parece a ningún insecto común como una avispa, mosquito o abeja pero posee características de cada uno de ellos, como la osadía de la avispa, el tamaño del mosquito y produce un zumbido semejante al de la abeja. Los nativos generalmente lo llaman el Hippouros.
Estas moscas buscan su alimento río arriba, y no escapan de la atención de los peces que nadan abajo. Cuando un pez observa una mosca en la superficie, nada con reserva hacia arriba, procurando no revolver el agua de la superficie a fin de no asustar a su presa; entonces, localizándola por su sombra, abre su boca suavemente y succionando suavemente, lleva a la mosca a su boca, como un lobo que se lleva una oveja de su rebaño o de un águila robando un ganso del corral; una vez que se la ha tragado, vuelve a lo profundo dejando solo una ondulación sobre la superficie.
Ahora, aunque los pescadores saben esto, no utilizan estas moscas para el cebo, ya que si las tocan con la mano, pierden su color natural, sus alas se marchitan, y se convierten en alimento impropio para los peces. Por esta razón no tienen nada que hacer con ellas, odiándolas para su mal carácter; pero han ideado una trampa para los peces, y consiguen los mejores mediante su arte como pescadores.
Sujetan lana roja (del rojo carmesí) alrededor de un gancho, y fijan sobre la lana dos plumas, de la que les crecen a los gallos en forma de zarcillo, y que son de un color como la cera. Su caña tiene seis pies de largo, y su línea es la misma longitud.
Después lanzan su señuelo, y los peces, atraídos y enloquecidos por el color, van directo en él, pensando en ganar un bocado delicado a la vista del bonito señuelo; cuando, sin embargo, abre las quijadas, es cogido por el gancho y disfruta, ya cautivo de un bocado amargo».
Las imitaciones del Hippouros deben ser las moscas más interesantes de todos los tiempos, pero es muy difícil tratar imaginar qué aspecto tenían. En efecto, no tenemos ni la más mínima idea de cómo son las moscas Hippourous reales,o ni la teníamos hasta que Fred Buller se tomó la molestia de realizar algunas investigaciones. Fred se encontró con dos posibles candidatos para recibir el nombre de Hippouros, así como tres posibles patrones de las imitaciones Macedonias. El primer patrón pertenece a David Beazley, alguna vez guardián del “Flyfisher’s Club”. El patrón de David se muestra a la derecha. En la izquierda, se muestra una hembra Therioplectes tricolor, que es una especie de tábano que se encuentra en Macedonia.
La otra posibilidad sugerida por Fred, es que la Hippouros era una especie de zángano, quizá la Episyrphus balteatus, mostrada abajo a la izquierda. Fred pidió a Kenneth Robson, el editor de «The Flyfisher’s Journal», que atara su interpretación de la mosca Hippouros asumiendo que se trata de un zángano. Los dos patrones atados por Kenneth se muestran en la foto de abajo a la derecha.
Hasta donde se sabe, éstos son los únicos patrones que han tratado de reproducir la mosca Hippouros, además de ser también los más aceptables.
Esto convierte a los macedonios en los primeros pescadores, sobre los cuales poseemos un testimonio escrito,practicaban este arte con mosca artificial. Así es que las bases de la pesca con mosca, la imitación de un insecto y su correcta presentación, parecen haber nacido hace más de 1.700 años, y no han variado apreciablemente hasta nuestros días.
De los pescadores con mosca anteriores a los macedonios sólo podemos hacer suposiciones, y por el momento no se tiene ninguna prueba fehaciente. Se sabe, sin embargo, que los elementos del pescador deportivo, laña, la Iínea y el anzuelo datan de mucho tiempo antes que los escritos de Claudio Eliano.
Dama Juliana Berners
Después de C. Eliano no aparecen nuevos escritos de pesca con mosca hasta que en 1496 aparece formando parte de una nueva
edición del libro de St. Albans, «Treatyse on Fysshynge with an Angle», aparentemente escrito por una abadesa de Sopwell (Inglaterra) llamada Dama Juliana Berners. Es interesante saber que esta abadesa posiblemente no existió, de todas maneras no está nada claro que fuera la autora del libro y hay mucha leyenda circulando alrededor de este asunto. Para algunos esta obra es una copia de un manuscrito bastante más antiguo que pudiera tener origen francés o tal vez español.
En su primera edición el libro de St. Albans versa sobre temas de cetrería, caza y heráldica, en la segunda incluye el tratado sobre pesca con mosca, de Juliana Berners.
En el tratado encontramos una completa descripción de los equipos y las técnicas utilizadas, el modo delos distintos componentes del equipo y una lista de doce moscas que imitan insectos del sur de Inglaterra.estudiar el tratado resuIta evidente que la pesca con mosca ya estaba perfectamente desarrollada en tiempos de la abadesa Berners y, si bien no tenemos escritos anteriores, es raro que una abadesa fuera totalmente autodidacta y escribiera una obra de tal valor técnico sin tener fuentes previas. Es de suponer que los escritos anteriores que sirvieron de base a su trabajo se perdieron definitivamente o no han sido hallados hasta el momento.
Al igual que el romano Claudio Eliano, Dama Juliana Berners utiliza el vocablo «moscas» para sus señuelos, nombre que seguimos aplicando a todos los anzuelos vestidos con plumas, pelos y materiales sintéticos, ya sea que nuestra mosca imite un pececillo, un cangrejo, un ratoncillo o a verdaderos insectos.
La pesca con mosca es una de las actividades sobre la que más se ha escrito, y esto estimula nuevos aportes que, día a día, nos presentan cosas nuevas y sacan a la luz parte de la historia desconocida u olvidada.
Desde Dama Juliana Berners centenares de escritores han enriquecido el arte de la pesca con mosca y su sola mención llenaría un Iibro. El «Tratadico de Pesca» de Fernando Basurto y «El Manuscrito de Astorga» de Juan de Bergara, son dos importantes obras en la historia de este tipo de pesca que merecen ser tratadas en este apartado.
Tratadico de Pesca
Fernando Basurto, un soldado aragonés retirado, escribió en 1.539 un libro titulado «Dialogo del Cazador y el Pescador», dentro se incluye «Tratadico de Pesca». Este tratado posee gran importancia porque es el primer trabajo literario conocido que le da a la pesca el rango de deporte. El texto de F. Basurto muestra como pescaba el autor, usaba una caña de madera de dos tramos, una barba de ballena para el puntal y recomendaba pescar de la siguiente manera:
«Con la pluma se tiene que pescar como es dicho en las corrientes, sin plomo y sin vela, sino sólo con la pluma, echándola abajo en la corriente y subiéndola por el río arriba con razonable presteza, de tal manera que vaya la pluma arrastrando por encima del agua hasta lo alto de la corriente, porque de aquella manera se ceban las truchas a las moscas verdaderas que por eso las engañan las artificiales».
Además, el pescador invita a capturar moscas naturales en el río para ver como conjuntan sus colores y a usar imitaciones del mismo colorido. También explica, por primera vez, el proceso de montaje de una mosca. F. Basurto usaba anzuelos de paleta, las moscas estaban formadas con seda para formar el cuerpo y el anillado, y con puntas de plumas deón o anadónimitar las alas.
El Manuscrito de Astorga
El librito, escrito por Juan de Bergara en 1624, transcribe las indicaciones de un pescador y vecino de Astorga (León), Lorenzo García, que se debe considerar el autor de los montajes de moscas que contiene. Habla sobre un discernimiento entre los montadores de moscas y los pescadores de trucha a mosca de León en el siglo XVII, también trata sobre recetas para la construcción de las moscas que estaban en boga a ese tiempo. Las imitaciones que contiene elmanuscrito son sofisticadas, y en algunos casos más completas quelas inglesas de finales del siglo XIX y principios de XX.
Las imitaciones de Astorga estaban densamente montadas, a veces usando cinco plumas diferentes,podrían haber sido adecuadas al estilo de pesca de Basurto.
El Manuscrito de Luis Peña
Este escrito de un pescador leones recoge 41 montajes de moscas ahogadas de León utilizados en la época en que se compuso este texto (1825), está inspirado en el manuscrito de Juan de Bergara, del que quizá fuera poseedor. Pero a diferencia de éste, Luis Peña demuestra que practicaba la pesca y posiblemente montara las moscas que describe en su texto.
Cañas, moscas y líneas
Aunque en los tiempos de Dama Juliana todavía se empleaba una línea de largo fijo, firmemente atada a la punta de la caña, en algún momento entre los macedonios y el tratado se había producido un cambio importante en el largo de las cañas.pescadores se dieron cuenta a lo largo de esos once siglos que alargando las cañas no sólo presentaban mejor la mosca, también podían presentar el señuelo desde más lejos y así evitar que el pez viese al pescador.
En el siglo XV algunas cañas de mosca rondaban los 18 pies, casi 6 metros. Se las fabricaba en dos o tres tramos, con diversos tipos de maderas, estas varas sin anillas eran cónicas, la parte inferior se ahuecaba para aligerarlas y en algunos casos guardar los otros tramos en el transporte, de todas maneras eran cañas muy pesadas. El desarrollo de las cañas modernas está íntimamente ligado a un cambio importante en las líneas, a la invención del carrete y al agregado de las anillas en las varas.
No se conoce con certeza el momento en que los pescadores evolucionaron de una línea fija atada a la punta de la caña, a otra de mayor longitud que podía ser lanzada, pero el hecho que ésta tenía que deslizarse a lo largo de la caña obligó a buscar soluciones a este problema.
El primer resultado fue el agregado de guías o anillas para mantener la línea controlada. Posteriormente, a medida que el lanzamiento evolucionaba, fueron desarrollándose diferentes tipos de pasahilos, hasta llegar a los que tenemos actualmente, que no han variado apreciablemente en los últimos cien años. Al comienzo, la línea de mayor largo se ataba en la base de la caña, lo que creaba una serie de incomodidades que se resolvieron con la aparición de los primeros y rudimentarios carretes, cuya función primordial era albergar la línea que no se estaba usando. En 1651, Thomas Barker, en “The Art of Angling”, menciona por primera vez el carrete y en 1657, en una edición ampliada de dicha obra, aparecen los primeros grabados de estos primitivos carretes construidos en madera, de los cuales descienden directamente los actuales.
En 1653 se publica «El Perfecto Pescador de Caña» de Izaak Walton. Este libro ofrece un completo manual de como se debe pescar cada especie. En la segunda parte de este libro, escrita por su alumno Charles Cotton, existen varios capítulos dedicados a la pesca a mosca, en dos de ellos se trata de que tipo de mosca debe emplearse según el mes del año, explicando y dando datos sobre los montajes.
En 1836 Alfred Ronalds escribe un libro titulado «The Fly Fisher’s Entomology» siendo el primer libro que hizo una clasificación con rigor científico, muy similar a la que usamos actualmente.
Hacia 1850 algunos pescadores experimentaron con secciones triangulares de bambú, pegadas entre sí para crear un perfil hexagonal, construyendo así las primeras cañas que permitían lanzar la mosca a una distancia notable, aunque este tipo de construcción de cañas ya se conocía en Europa desde el siglo XVII. Los primeros bambúes llegaron de la India y fueron muy utilizados hasta que una nueva variedad originaria de China demostró tener características muy superiores para la construcción de cañas de bambú. Conocido como «Tonkin» fue inmejorable desde sus primeros prototipos en 1880, hasta que en 1970 aparecieron las primeras fibras de carbono. Ni siquiera la fibra de vidrio de la década de los cincuenta logró desplazar al «Tonkin». Los ingleses fueron los primeros que experimentaron con el laminado de segmentos de bambú, lo que conocemos como «bambú refundido», pero estos primeros intentos no despertaron gran interés. El verdadero desarrollo de las cañas de bambú se produjo en los Estados Unidos, donde Samuel Philipe, armero y violinista de Pennsylvania, comenzó a laminar el bambú en tiras para formar tramos de cañas hacia 1846. Primero probó con las punteras para finalmente pasar a cañas hechas totalmente de «bambú refundido». A partir de ese momento la pesca con mosca fue ganando adeptos rápidamente, muchos de los cuales a su vez se transformaron en diseñadores de revolucionarios equipos. En la actualidad estas cañas se siguen fabricando a mano y tienen ciertas cualidades que las hacen únicas -sobre todo su precio-. Uno de los inconvenientes que presentan las cañas de bambú refundido, es que requieren de mantenimiento periódico, sobre todo cuando se ha empleado barniz natural para su acabado.
En la década de los 40, fue introducida la fibra de vidrio, que alcanzó rápida popularidad, debido principalmente a
su precio accesible y durabilidad. Sin embargo, como no eran demasiado rígidas, su comportamiento era un tanto errático e impredecible. Este problema se corrigió al colocar un centro ahusado de acero llamado mandril, que posteriormente se forraba de capas de fibra de vidrio. Esta técnica produjo cañas más rígidas y ligeras, mejorando enormemente su comportamiento. La fibra de carbono producida en el año 1964 por el equipo de William Watt poseía unas muy buenas cualidades mecánicas pudiéndose fabricar en forma de tela que podía ser enrollada en una vara ahusada de acero. Esta fibra es mucho más resistente y ligera que la fibra de vidrio y además, presenta una mayor relación rigidez-peso (módulo) que da lugar a cañas más delgadas, ligeras y fuertes capaces de lanzar la mosca a grandes distancias. Hoy día, el 95% de las cañas para mosca se hacen de este material. Las mejores acciones de las fibras de carbono modernas son herederas de los trabajos de infinidad de artesanos del pasado dedicados al bambú, quienes sentaron las bases para cualquier diseño futuro.
En el libro de Dama Juliana Berners aparecen recetas de teñidos para camuflar la línea, algo muy avanzado para sus días, y las moscas descritas fueron la simiente de las actuales. Hasta la década de los años 70, cuando fueron introducidos materiales sintéticos como el “Mylar”, “Antron”, y otros, se utilizaban para la confección de las moscas artificiales exclusivamente plumas de aves y pieles de animales, algunos en peligro de extinción, hecho este que hacía difícil -y muy cara- la obtención de algunos materiales.
La línea de mosca, originalmente fabricada con fibras vegetales, cerdas de caballo o tendones de animales estirados, se ataba a la punta de la caña y tenía un largo similar. Fue a partir de finales del siglo XVII manufacturada con seda -de ahí el nombre sedal- y durante cientos de años no existía mejor material. Con el uso de la seda se lograron líneas de excepcional calidad, ahusadas como las DT actuales, muy delgadas y perfectas para presentaciones delicadas. Aún hoy se siguen fabricando para los más puristas, que insisten en sus ventajas sobre las líneas plásticas para cierto tipo de pesca y no dudan en pagar el altísimo costo de estas líneas hechas totalmente a mano. Ya en nuestro siglo, las líneas de mosca adquirieron su forma, y los materiales utilizados son principalmente sintéticos, predominando el PVC y otros nuevos polímeros.
Epílogo
La pesca con mosca es un pasatiempo antiguo y honorable, sus raíces llegan directamente al pasado remoto y cierta tradición rige su conducta. Esta tradición afortunadamente ha dejado su mejor expresión en forma escrita, y muchos se han encargado de transmitirla a los que no pueden leerla. A sabiendas de que hay muchos motivos para sacar un pez, cierto arte y ciertas tradiciones que guían a la pesca con mosca la convierten en algo especial para el espíritu humano.
Texto y fotos: varias fuentes
Debe estar conectado para enviar un comentario.