Otro año visitando las aguas del mítico Omañas en tierras leonesas. Este magnífico escenario de afamado prestigio, ofrece una belleza a visitante que como yo
quiera pescar sus truchas, que es difícil de describir. En esta época al final de la primavera, su curso muestra todo su esplendor, combinando un gran colorido a su paso por todo el valle.
No era el primero en llegar, ya tenía otros 3 pescadores que habían tomado la delantera según me decía el guarda nada más llegar al coto. A priori no parecía que iba a estar muy concurrido el tramo, aunque por su longitud de 5,2 km no debiera haber problemas de aglomeración.
Me habían recomendado pescarlo de El Castillo hacia arriba, pero no quería dejar de asomarme e intentarlo en su límite inferior cerca de Guisatecha. No estaba mal, desde el puente se podía entrever alguna trucha pegada al fondo, perfectamente apostada. No me entretuve demasiado, la zona estaba algo enmarañada y muy fresca a primera hora.
En la zona intermedia se alternan más pozas y chorros, con mejores posturas. También hay algún parado y tablas anchas donde poder entrar bien en el río y lanzar con comodidad. Esta zona la patee durante toda la mañana, entreteniéndome al principio con las ninfas y los chorros y pozas, para pasar las últimas horas de la mañana a seca en superficie.
Muchas capturas, siendo todas más bien pequeñas, muy activas sobre todo a partir de las 11:30h acompasadas con distintas eclosiones de pardones, rhodanis y tricos. La mañana avanzó con mucha tranquilidad, deteniéndome en aquellas posturas interesantes que me iba encontrando según remontaba el curso. La claridad de sus aguas mezclándose con el canto rodado de su fondo en zonas someras teñía el curso de un color dorado muy particular.
En último tercio del coto desde el puente de Vegarienza, el río se ensancha por momentos, exhibiendo unas tablonas más profundas. Aquí las cebadas eran continuas en las orillas sombrías. Muchos plecópteros en el ambiente de gran tamaño y los tricópteros estaban revolucionando a las truchas, que se dejaban ver completamente en la superficie
cuando los tomaban.
Tuvieron muchísimo éxito los tricópteros en colores oliva, pardos y marrones oscuros, montados en anzuelos del 16 y con pluma de riñonada de gallo de León. Aunque también las pequeñas efémeras y los pardones les gustaron mucho a las truchas, sobre todo las rhodanis.
Disfruté mucho de un coto tradicional con mucha clase y con bonitas truchas, aunque no lograra grandes tallas. No importaba, en cuanto a capturas estaba siendo para mí una temporada pobre en los ríos de León de renombre y ésta jornada tan entretenida me reconfortó lo suficiente como para pensar que es un coto muy recomendable y que volveré a visitar en un próximo futuro.
Texto y fotos: PescataMinuta
Que buen coto y que poco se ha podido disfrutar este año. Nosotros lo pescamos un par de semanas antes y sacamos muchas pero a ninfa solamente, no se movió nada arriba. Yo creo que pillaste el TOP del río.
Por otra parte, para mí, este coto, más bien, todo el río debería ser sin muerte, son unas truchas excepcionales.
Saludos.
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Tienes toda la razón!
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